Por Alfredo Romano
Es difícil entender y aún más resolver el drama económico que vive el país hace décadas. En el mundo financiero junto con Japón son llamados «perros verdes» porque los modelos teóricos económicos implosionan contra la realidad.
La Argentina ya probó decenas de recetas de estabilización de precios sin ningún tipo de éxito. Algunos economistas dirán que las razones de los fracasos estuvieron dadas por errores propios, timing, indisciplina, variables incontrolables, cambios de gobiernos, de expectativas, entre varias más.
Sin embargo, hay un dicho popular que dice que «la realidad es la única verdad» y si nos guiamos por los números en materia de crecimiento económico, inflación, salario mínimo real y pobreza, vemos que la Argentina sigue fracasando a lo largo de su historia. Por ello, vamos a profundizar en las razones de por qué la dolarización es el único camino que le queda a nuestro país para volver a crecer y reducir la pobreza del 42 por ciento de la población en marzo de 2021 a menos de un dígito porcentual.
ALGUNOS DATOS
- En los últimos 30 años hemos tenido 11 períodos recesivos, lo que resulta en una de los peores desempeños a nivel global.
En los últimos 30 años hemos tenido 11 períodos recesivos, lo que resulta en una de los peores desempeños a nivel global - El PBI por habitante a precios actuales se contrajo en una década, al pasar de 10.385 dólares en 2010 a 9.012 dólares en 2019 y reduciéndose a 8.400 dólares en 2020, según datos del Banco Mundial)
- De un total de 14 economías de América, Argentina se encuentra en el puesto 11 con un salario mínimo en dólares de 268 dólares; mientras que países como Uruguay y Ecuador superan los 400 dólares (Undav).
Los precios de los bienes y servicios se multiplicaron por 15 en los últimos 10 años, siendo la economía con mayor inflación acumulada en el mundo en los últimos 40 años. - En los últimos 139 años tuvimos que cambiar cinco veces de moneda porque la inflación se fue a niveles ínfimos.
- La pobreza de niños de 0 a 18 años fue de 57,7 por ciento de ese universo en 2020 (Indec)
Muchos de los países latinos conviven hace varios años con un déficit fiscal crónico y no sufren las crisis económicas que los argentinos tenemos que enfrentar recurrentemente. Tampoco sufren de inflación, devaluaciones galopantes y shocks económicos destructivos:
Colombia sólo ha logrado superávit fiscal en tres años desde 1982, y convive con inflación menor al 10 por ciento anual hace 20 años.
Brasil tiene un déficit fiscal estructural gigantesco incluso más grande en términos relativos que el de Argentina y su inflación de la última década nunca superó el 11 por ciento anual.
Perú convive con déficit fiscal desde 2014 y la inflación del 2020 fue de 1,97 por ciento.
Bolivia tiene una inflación bajísima (0,67 por ciento anual) pero un déficit fiscal altísimo desde hace 7 años.
Varios países latinos con ciertas similitudes económicas a la Argentina sufren déficits fiscales recurrentes, pero no tienen inflación o devaluaciones sistemáticas de sus monedas. Por lo tanto, el desequilibrio de las finanzas públicas es un problema, pero no el mayor que enfrenta nuestra economía. La gran diferencia entre la Argentina y Colombia, Brasil, Perú, Bolivia es que ellos tienen moneda y nosotros no. Eso amplifica los problemas fiscales porque no podemos generar el financiamiento local para soslayar el rojo de la Tesorería.
COMBINACIÓN
EXPLOSIVA
Al no contar con una moneda estable, tenemos que endeudarnos en dólares con inversores extranjeros y organismos multilaterales de crédito como el Fondo Monetario. Así, tomar deuda en divisas sin contar con moneda resulta ser un cocktail explosivo.
Es menester remarcar que la salida de los problemas económicos de la Argentina no será únicamente resolviendo el déficit fiscal, sino que lo primero que hay que recuperar es la estabilidad monetaria y para lograrlo, se debe salir de la dicotomía peso-dólar, o bien, el bimonetarismo.
Ecuador salió del bimonetarismo hace 20 años y dolarizó su economía, logrando estabilidad, crecimiento sostenido y baja inflación. La economía sólo tuvo recesión en 2016 y en 20 años quintuplicaron el PBI. De esta manera, evolucionó el ingreso per cápita de 1.300 dólares al año en 2000 a más de 6.400 dólares 19 años después 2019, logrando una tasa de crecimiento extraordinaria. Agrego que desde 2008 tiene déficit fiscal sistemático pero la inflación de 2020 fue negativa (deflación de 0,93 por ciento anual), es decir, bajaron los precios.
Por lo tanto, si se quiere desarrollar una economía en el largo plazo con estabilidad cambiaria y baja inflación se necesitará de una única moneda, la cual ya fue elegida mayoritariamente por la población argentina, el dólar.
Director de Romano Group y de la diplomatura de Mercado de Capitales de la Universidad Austral. Máster en Finanzas y Políticas Públicas (Universidad de Columbia).