Algunos dicen que la construcción se inició en 1905, otros, que fue en el 20, pero lo cierto es que la imponente estructura resistió el paso del tiempo y el abandono y sigue firme frente al Paraná. La hoy ex Usina de Corrientes es uno de los tantos emblemas arquitectónicos de la Capital, aunque son pocos los que recuerdan su época de esplendor.
El edificio está emplazado en un terreno costero que llegaba hasta el río. Era la manzana 263, que actualmente está delimitada por las calles Thomas Edison, Borgatti, la costanera General San Martín, construida años después, y un sector residencial. Al momento de su inauguración, fue propiedad de la Compañía de Electricidad Corrientes y estaba destinado a la producción de energía eléctrica a través del procesamiento de carbón.
Un rasgo distintivo era el puente de hierro que unía el edificio con el Paraná y servía para conducir en una grúa colgante el carbón que traían los barcos para que sea procesado en la usina. Hoy, los restos de esta construcción se pueden apreciar en la zona lindante de la playa Islas Malvinas. Son los pilotes consumidos por el tiempo, que se encuentran sobre las aguas del río.
PASO DEL TIEMPO
«Todavía hoy está vigente en la retina de los viejos usineros aquella época en que el Sulzer, con sus tres pistones y sus 200 kilowatt, era la máquina base de nuestras principales usinas y el «carro», con uno o dos caballos y sus escaleras por estandarte, llegaba presuroso a cambiar el fusible de la familia usuaria que sintonizaba el radio teatro. Aquella época en que la Usina promocionaba la utilización del servicio mediante la venta de enseres electrodomésticos (plancha, calentador, cocina, radio) para acrecentar el consumo», publicaron sobre la época de las usinas en la provincia, en la página oficial de la Dirección Provincial de Energía.
Fue el esplendor de edificios como el que hoy se encuentra sobre la Costanera. La decadencia, en tanto, sobrevino con el crecimiento de la población y la necesidad de ofrecer un servicio más eficaz que llegue a todos de un modo más eficiente. Primero se desarmó el puente que llegaba al río, luego, obsoleto ante las nuevas tecnologías el edificio dejó de funcionar y se cerró hace más de tres décadas.
En 2009, se organizó una fuerte movida para tratar de recuperar las instalaciones abandonadas para convertirlo en un espacio cultural. Sin embargo, pese a la avanzada de artistas, el proyecto quedó en stand by. Pero no fue en vano ya que la ansiada revalorización del histórico lugar llega de la mano de una propuesta también cultural.
Cerrada durante 30 años, la ex Usina será el escenario de la cuarta edición de Arteco, a realizarse del martes 14 al domingo 19 en el predio de la Costanera. «Será una actividad experimental que va a permitir que la gente pueda recorrer un lugar emblemático como lo es la ex Usina, que estuvo cerrado por más de 30 años, siendo un lugar de propiedad privada, gentilmente habilitado por sus dueños», dijo esta semana el presidente del Instituto de Cultura de la provincia, Gabriel Romero, al encabezar una recorrida en el lugar.
Sobreviviente al paso del tiempo y ahora salvado por el arte, vecinos y turistas tendrán una oportunidad de conocer a fondo este emblema de la ciudad.
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