Una correntina se encuentra entre los 11 atletas argentinos seleccionados para una carrera legendaria: la Spartathlon entre las ciudades de Atenas y Esparta que se llevará a cabo el 30 y 1 de septiembre.
Se trata de Sheyla Troia (47 años), quien el año pasado se largó a correr los 246 kilómetros de la ultramaratón de manera virtual, debido al contexto de pandemia. Durante tres días, la corredora intentó la hazaña que este año tendrá la oportunidad de vivirlo a través de las ciudades griegas.
Esta carrera intenta seguir los pasos de Filípides, un mensajero ateniense enviado a Esparta en el año 490 a.C. a buscar ayuda contra los persas en la Batalla de Maratón. Filípides, según cuenta el historiador griego Heródoto, en las guerras persas, llegó a Esparta el día después de su partida.
En diálogo con EL LIBERTADOR, comentó que se trata de una carrera con modalidad de non-stop. El desafío consiste en iniciar a una hora y cumplir la distancia en un lapso de 36 horas, un recorrido que cruza distintos puntos entre las ciudades de Atenas y Esparta.
Se corre en calles asfaltadas a través de diferentes pueblos y, durante la noche, el imponente monte Partenio es la prueba más dura que deben atravesar los corredores, al subir y bajar por este.
La carrera tiene 35 puntos de corte, es decir, el corredor debe llegar a cada corte a una hora determinada. En caso de no cumplir con el tiempo prefijado o de descompensación, hay un colectivo disponible para el traslado de los atletas.
Debido a la complicada situación del país, contó que en sus redes sociales pidió la colaboración de quienes puedan apoyarla como representante correntina en tan legendario desafío. Su CVU es 0000003100013164654813, alias soga.cabala.bazos.mp y CUIT/CUIL 23237427564.
“Tengo ocho semanas para juntar lo que sea para la inscripción y los aéreos. Somos 11 argentinos los que fuimos seleccionados, y no es que te inscribís y ya está. Las mujeres tenemos que hacer 170 kilómetros en pista y los hombres creo que son 180 kilómetros”, explicó.
Troia es, sin dudas, una apasionada del deporte, además de abogada, escribana, funcionaria judicial y mamá soltera. Contó en varias oportunidades que comenzó a trotar allá por el 2013 con su pareja, hasta que un día se anotó en una carrera de 10 kilómetros en Puerto Iguazú, Misiones, se subió al podio, el primero y allí supo “que jamás dejaría de correr”.