Argentina convulsiona. Pide a gritos un poco de calma y reclama a quienes la gobiernan, un poco de cordura. Todos los analistas políticos y económicos ya dieron su punto de vista, y aún en las lógicas discrepancias partidarias, todos debemos coincidir que no se puede tirar más de la cuerda.
Estamos insumidos en un estado crítico, comparado a una sala de terapia intensiva hospitalaria. Y si todos decimos estar en el mismo barco, debemos saber que una pieza fundamental para evitar los icebergs, es el timón ¿Quién o quiénes lo tienen hoy en la Argentina?
La analogía con el Titánic es por demás trillada. Pero sirve como ejemplo de partida. Quienes gobiernan deben saber que el pueblo no les pide más que eso: ¡que lo hagan! ¡Y a quienes ejercen el contralor del Estado, que hagan los deberes!
Nuestra Patria pide a gritos que los que dicen tener el «control», utilicen con responsabilidad el poder que el soberano les ha dado en las urnas y exige a los que cumplen el rol de opositores, que lo hagan con seriedad. Cabe aquí una pregunta (muy reiterada a lo largo de los años): Qué tanto están nuestros dirigentes a la altura de las circunstancias actuales?
Es imposible abstraernos de la historia cuando hablamos de una Patria que está en peligro, y nos remitimos automáticamente a los próceres nacionales del 1800. En líneas generales, todos coinciden en una virtud que los llevó al bronce para siempre: ¡su altruismo patriótico!
No podemos dejar de pensar que algunos de los que pelearon por nuestra nación terminaron mirando con tristeza a su tierra desde el exilio, y en la pobreza absoluta, renunciando a toda la gloria personal.
¡Es ahora o quizás, nunca! Nuestra Patria demanda que todos, más allá de las miserables barreras del partidismo político, se pongan de acuerdo en lo más importante: ¡salvar a nuestro país!
El año que viene vamos a las urnas, con el altísimo riesgo de volver a equivocarnos. Sea del lado que se analice este paradigma. Nuestra Patria está más allá del peronismo o del anti peronismo. ¡No podemos seguir mirando nuestra realidad desde esas antípodas!
Seriamos muy egoístas si lo reducimos a esa miserable concepción. ¡Debe haber opciones saludables!
No nos hagamos los distraídos. Nuestra Argentina necesita de sensatez, porque el iceberg de los especuladores ya atravesó el casco y si no hacemos algo ahora, todos ya sabemos el final de la película.
Sres Gobernantes y opositores: ¡gobiernen y ayuden a gobernar!
¡Dios y la Patria los demandarán!
Por José Guillermo Alfonso.
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