Los productores arroceros se mantienen a la espera de definiciones en cuanto al tarifazo o actualización de los servicios públicos.
El arroz es un cultivo que requiere del riego desde que se implanta hasta pocos días antes de la cosecha y hasta ahora hubo aumentos en función de la inflación, pero habría otros por la quita de subsidios.
En diálogo con Bichos de Campo, el diputado nacional y también productor arrocero, Jorge Vara manifestó que «la campaña arranca sin saber para dónde vamos».
Los costos del riego y de los insumos necesarios para producir arroz contó que «se compran con un dólar cercano al blue y se vende luego el producto al oficial», al que hay que descontarle 4 por ciento por derechos de exportación al arroz cáscara y 6 por ciento al elaborado.
EL GRAN PROBLEMA
«La brecha cambiaria es el gran problema, no los derechos de exportación. Esa brecha se administraba con una diferencia del 30 por ciento, pero no con una mayor al 100 por ciento», indicó.
«Hay que ver si se traslada el ajuste domiciliario, que es para los que estén por encima de los 600 kw a los productores. Cualquiera que hace arroz consume mucho más que eso y si es así se van a desempolvar los motores a gasoil, lo que sería un gran retroceso», agregó.
Vara explicó que en su gestión como ministro de Producción, que comenzó en 2009 y terminó 10 años después, se produjo un incremento de la electrificación de la provincia que bajó costos de esta actividad de tanto arraigo en el Litoral.
«Cuando asumimos en 2009, el 4 por ciento a 5 por ciento de los campos estaban electrificados, y cuando nos fuimos en 2019 dejamos con el 80 por ciento de los campos tenían el sistema de riego electrificado. Eso fue un avance, esperemos que no haya un retroceso», remarcó.
El productor y ex funcionario dijo que la mayor parte de los sistemas de riego es a través de las 140 represas en las que invirtieron los productores, desde las cuales el agua se las «levanta» 12 metros para llevarla a los campos y para eso la disponibilidad de electricidad a un valor que se ajuste a la posibilidad de pago del agricultor es clave.
UN PAÍS DE LOCOS
En tal sentido, explicó que en la campaña 2020/21 obtuvieron un rinde de indiferencia de «4.600 kilos y el promedio de cosecha fue de 8.000 kilos».
«En la última, el rendimiento de indiferencia (la producción mínima necesaria para cubrir los costos) fue de 7.600 kilos, pero el promedio obtenido por los productores fue de 7.400 kilos. Se da cuenta que este es un país de locos, las reglas de juego cambian constantemente», concluyó.
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