Por el Padre Horacio Da Silva*
Asesor de Medios de Comunicación del Arzobispado.
Hermanos:
«Todo está permitido, pero no todo es provechoso». «Todo está permitido, pero no todo es constructivo». (1° Corintios 10, 23).
«Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas». (Mateo 7,12).
Los hombres se rigen por la Ley de Dios y la Ley de los hombres, siendo que son seres individuos que viven en sociedad. Cada uno de ellos trae consigo una carga genética heredada y también particular; la que va formando los caracteres y conductas que les hace personas únicas e irrepetibles. Todas esas características intrínsecas que identifican particularmente se debe modelar y moldear en la vida en sociedad y en comunidad con el otro.
De ahí es que se debe recordar siempre, proverbios o sentencias como: No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti, o los derechos de uno terminan donde comienzan los derechos del otro.
Esto lleva a remontarse a tiempos lejanos a la antigua Grecia y repensar el significado de Democracia. Esta es una palabra que fue acuñada por los atenienses para referirse a su forma de gobierno, instaurada en los últimos años del siglo VI Antes de Cristo (AC).
La palabra democracia proviene de las palabras griegas «demos», es decir, las personas, y «kratos» que significa poder; por lo que la democracia puede ser definida como «el poder del pueblo»: una forma de gobernar que depende de la voluntad del pueblo. A lo largo de la historia fue mutando y renovándose; pero sin perder su esencia de significado original.
Si se avanza en el tiempo, año 30- 33 Después de Cristo (DC) y se toma el acontecimiento trascendental de la humanidad desde el punto de vista solamente histórico, social y político: ¿Qué autoridad romana condenó a Jesús a la crucifixión? Después de que Jesús fue arrestado, fue presentado a las autoridades. Poncio Pilatos, que era el gobernador de la provincia romana de Judea, habría presentado a Jesús a una asamblea popular, y su condena habría sido así, por aclamación. Una decisión paradójica, dar participación al pueblo y donde el pueblo se aprovecha de un poquito de poder cometiendo injusticia; no existe en esta acción democracia, sólo demagogia.
En el presente, los seres humanos muchas veces se vuelven omnipotentes en manos de «los pilatos», olvidando ser pueblo realmente y se dejan conducir como mansos corderos.
¿Por qué religión y democracia tienen que ver entre sí más de lo que uno cree?
La religión, a partir de los individuos, forma una sociedad.
La democracia y la religión tienen el mismo objetivo: el bienestar del pueblo. Llevar a la práctica los deseos de los ciudadanos y apoyarlos para que vivan libres y felices en su país es la esencia de la democracia.
La religión, por su parte, es un catálogo de reglas que guía a las personas para que puedan vivir en armonía juntas en una sociedad. Si la democracia no logra garantizar el bienestar de los ciudadanos, ha fracasado. Lo mismo sucede con la religión: si traiciona sus principios, se convierte en una tiranía y un instrumento de destrucción.
Cuando se habla de justicia, se refiere a que el Gobierno debe asegurar las necesidades básicas de los ciudadanos. Del Gobierno se espera que haga lo correcto, que sea eficaz y eficiente. Lo mismo vale para la religión. La justicia es uno de los principios básicos de la religión: tratar a todos los seres humanos con equidad e igualdad, no favorecer ni discriminar a nadie. La religión, a partir de los individuos, forma una sociedad. Enseña que todos son y somos hijos de Dios y que nadie es mejor que otro.
Si se quiere construir una democracia, es esencial que formen parte de ella hombres y mujeres, lo que se consiguió en el Estado con la Ley de Paridad de Género, por ejemplo.
Por lo tanto, ¿Por qué es tan importante entonces? La democracia es considerada como una forma de gobierno justa y conveniente para vivir en armonía. En una democracia ideal la participación de la ciudadanía es el factor que materializa los cambios, por lo que es necesario que entre gobernantes y ciudadanos establezcan un diálogo para alcanzar objetivos comunes.
A pocos días de cumplirse 39 años de la recuperación de la democracia en la Argentina, se debe afianzar los datos y referencias históricas, la defensa a la no vulnerabilidad de cada uno (individuo, habitante y ciudadano), el sentido de vivencia y convivencia con el otro, la práctica del respeto y el valor de la vida, que es el principal deber y derecho de todo ser humano y que está plasmado en la ley terrenal y la ley divina. Así se escribió, así se escribe, así se escribirá.
«Todos los que han pecado sin conocer la ley también perecerán sin la ley; y todos los que han pecado conociendo la ley por la ley serán juzgados». (Romanos 2,12)
«¡Pero que fluya el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable!» (Amós 5, 24).
Es Palabra de Dios.
* Párroco de la localidad
de San Roque.
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