Hermanos:
«El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra» (Proverbios 21, 21).
«Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de la esclavitud» (Gálatas 5, 1).
La Palabra sagrada de Dios está en el «libro más importante de la historia religiosa y de los hombres a escala mundial y traducido a mayor cantidad de idiomas: la Biblia», formando parte y siendo la columna vertebral de la tradición cristiana católica.
Bajando al plano netamente terrenal, hay legados que se transmiten y traducen en acciones cotidianas de la vida del hombre y demostrando, una vez más, la característica cíclica de la historia de la humanidad, plasmando cualidades humanas y de liberación de los pueblos oprimidos por un sistema autoritario y déspota que demuestran su poderío con el sometimiento y la esclavitud.
A tan sólo días de haber recordado al gran mentor don José Hernández y a su inmenso legado a través de la magnífica obra literaria, el Martín Fierro, se debe ilustrar el lugar, el tiempo histórico y político, sabiendo qué impulsó a esa creación descriptiva del «ser» argentino.
José Hernández (1834-1886), transcurre gran parte de su infancia y adolescencia con su abuelo paterno en un ambiente campesino, que dejaría en él profunda huella y que más tarde aflorará en su obra. En su juventud toma parte en los acontecimientos políticos de su tiempo. El gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, había asumido la dirección del país de forma dictatorial, derrocado en 1852, y se abre una pugna entre esa provincia, que no acata la Constitución de 1853. Por estas fechas, el autor del Martín Fierro se encuentra entre las fuerzas adictas al Gobierno de Buenos Aires, pero en 1856 se hace miembro del Partido Federal Reformista. Funda y dirige un periódico polémico: «El Río de la Plata», que no alcanza un año de vida. En 1870 es exiliado en Brasil, regresando tras la amnistía de Sarmiento, con «El gaucho Martín Fierro» bajo el brazo, publicado en 1872. Obra que ilustra a través de vivir intensamente y que supo mirar al país desde adentro, como protagonista y hacerse voz, potente y agresiva. De ahí la importancia y trascendencia de su obra, no sólo por el canto en sí, sino porque esos cantos denuncian: que allí en las pampas, cerca de la gran aldea, hay también protagonistas del país que nace, humillados, olvidados y perseguidos por la injusticia, la corrupción y la altanería de los que mandan.
Desde siglos y siglos aún desde antes de Cristo, el ser humano, habitante de un territorio, fue oprimido y esclavizado; pero siempre hay un corazón, un espíritu y una razón que lucha y luchará por la libertad, siempre en defensa del prójimo, del hermano y de un pueblo que le vio nacer y al que pertenece.
En los versos gauchescos se exponen valores para obtener superación ante la discriminación de ser relegado, reconocimiento y arraigo al terruño y sobre todo la empatía con el prójimo y lo más importante: tener memoria absoluta; no selectiva. Se debe recordar las alegrías y tristezas, los logros y desaciertos para sostener y construir caminos que conduzcan al crecimiento y no a la repetición de errores que perjudiquen a la vida en comunidad.
El Señor Todopoderoso está como brújula presente que marca el camino y rumbo de este gaucho renegado, pero aferrado a la figura materna y a la religión, dando inicio a la consecución de versos.
*(Copia textual con vocabulario y giros gauchescos).
Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela
Que al hombre que lo desvela
Una pena estrordinaria,
Como la ave solitaria
Con el cantar se consuela.
Pido a los Santos del Cielo
Que ayuden mi pensamiento:
Les pido en este momento
Que voy a cantar mi historia
Me refresquen la memoria
Y aclaren mi entendimiento.
Vengan Santos milagrosos,
Vengan todos en mi ayuda,
Que la lengua se me añuda
Y se me turba la vista:
Pido a mi Dios que me asista
En una ocasión tan ruda.
Yo he visto muchos cantores
Con famas bien otenidas,
Y que después de alquiridas
No las quieren sustentar:
Parece que sin largar
Se cansaron en partidas.
Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar;
Nada lo hace recular
Ni las fantasmas lo espantan,
Y dende que todos cantan
Yo también quiero cantar.
Cantando me he de morir,
Cantando me han de enterrar,
Y cantando he de llegar
Al pie del Eterno Padre;
Dende el vientre de mi madre
Vine a este mundo a cantar.
Como ser racional pide a gritos libertad, mostrando el miedo y la cobardía de su semejante:
Mi gloria es vivir tan libre
Como el pájaro del cielo,
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir;
y naides me ha de seguir
cuando yo remonto vuelo.
La imagen paterna y la presencia familiar:
Un padre que da consejos
Más que un padre es un amigo,
Ansí como tal les digo
Que vivan con precaución
Nadie sabe en qué rincón
Se oculta el que es su enemigo.
Los hermanos sean unidos
porque esa es la ley primera
tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea
porque si entre ellos se pelean
los devoran los de ajuera.
Respeten a los ancianos,
El burlarlos no es hazaña
Si andan entre gente extraña
Deben ser muy precavidos
Pues por igual es tenido
Quien con malos se acompaña.
Para reflexionar: sencillamente se debe mirar y explorar hacia el interior. Rescatar lo simple, lo genuino, lo propio, lo importante, ser orgullosos de la identidad que da entidad y creer en ese Ser de luz que llena nuestros días: el Espíritu Santo; terminar con el deslumbramiento erróneo e imaginario de un modernismo que no tiene sustento ni bases sólidas y que es extraño a la historia y religión. «Que se mantengan las buenas costumbres y tradiciones que reviven a la Patria».
«No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno» (Juan 17, 15).
«Queridos hijos, apártense de los ídolos» (1 Juan 5, 21).
Es Palabra de Dios.
* Párroco de la localidad
de San Roque.
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