Un estudio realizado por científicos del Instituto Nacional de Epidemiologia Juan H Jara y de la Fundación Instituto Leloir (FIL) demostró que la capacidad neutralizante de los anticuerpos generados por las vacunas Sputnik, AstraZeneca y Sinopharm en personas mayores de 60 años disminuyó de tres a nueve veces a los 6 meses, lo que demuestra la necesidad de aplicación de dosis de refuerzo, especialmente importante en este contexto de aumento de casos.
Se trata de una investigación realizada en colaboración con PAMI que buscó medir el impacto de la vacunación en las personas institucionalizadas en residencias de larga estadía, en la cual participaron 851 voluntarias y voluntarios con una edad promedio de 83 años de las localidades de La Plata, Lanús y Mar del Plata entre marzo y noviembre de 2021.
“Este estudio surgió a partir de la necesidad del PAMI de monitorear a la población adulta y hacer un seguimiento de las personas vacunadas. Para eso solicitó la colaboración del Instituto Nacional de Epidemiologia (INE) y la Fundación Instituto Leloir (FIL)”, señaló a la agencia CyTA-Leloir la bióloga y profesional del Conicet Pamela Rodríguez, una de las autoras principales del trabajo que fue publicado en la revista Frontiers in Immunology.
El estudio demuestra la necesidad de aplicación de dosis de refuerzo, especialmente importante en este contexto de aumento de casos.
Por su parte, el director del Laboratorio de Serología y Vacunas de la FIL, Andrés Rossi, señaló que “el aporte principal del trabajo fue demostrar que las tres plataformas utilizadas en el país lograron generar la respuesta inmune; además, determinamos que esos niveles disminuyen con el tiempo y que, como se había visto en la población general, la exposición previa al SARS-CoV-2 genera una mayor respuesta”.
Los anticuerpos IgG anti Spike fueron medidos con el kit COVIDAR (desarrollado también en la FIL) y el estudio pudo determinar que la capacidad neutralizante de éstos disminuyó de tres a nueve veces a los 6 meses después de la vacunación inicial para todas las plataformas.
Además, la capacidad de neutralización contra Ómicron fue entre 10 y 58 veces menor en comparación con la ancestral B.1 (la denominada cepa Wuhan) para todas las plataformas de vacunas a los 21 días posteriores a la dosis 2 y a los 180 días posteriores a la dosis 1.
“Esta diferencia en la capacidad neutralizante entre las cepas ancestral B.1 y Ómicron muestra que la pandemia es un fenómeno dinámico y, como tal, requiere que las estrategias de respuesta también lo sean. Por eso, compartimos la decisión de las autoridades de implementar estrategias de refuerzo para mejorar la protección de la población”, sostuvo Rossi.
Y en este sentido, destacó que «mientras en el país ya hay quienes están recibiendo una 5° dosis (o tercer refuerzo) de las vacunas, una gran mayoría tiene pendiente la cuarta; en este momento en el que se evidencia un notable aumento de casos, es importante aplicarse las dosis que correspondan».
Finalmente, el investigador sostuvo que para su grupo fue “muy movilizante ver el compromiso de los adultos que participaron de manera voluntaria en el estudio, así como el de los enfermeros que se encargaron de extraer las muestras y acercarlas rápidamente a la FIL, sobre todo en los momentos de mayor aislamiento”.
Y concluyó: «Este estudio demuestra cómo la ciencia responde a las necesidades de la sociedad al detectar los problemas y esforzarse para buscar la mejor forma de resolverlos. En este caso, logramos obtener evidencia científica que sirvió para que las autoridades pudieran tomar mejores medidas sanitarias. Y ahora, con la publicación del trabajo, esa información está disponible para el resto de la comunidad científica”.
Télam