Los cortes vacunos tienen un panorama más esperanzador, pero no es compartido por el sector porcino. Martín Morales es carnicero, con más de 40 años de experiencia. Y hace 20 años tiene su puesto en el Mercado de Productos Fresco. Pero durante el 2021 decidió cambiar de producto y empezó a vender cerdo. “La carne sale carísima, y si no la vendes en tres días se pone fea”, explicó a EL LIBERTADOR.
Para el comerciante, la carne porcina fue una estrategia rentable, durante un tiempo. Pero ante el aumento de precios “la gente dejó de comprar”, subrayó Morales.
A casi dos semanas y medias de las fiestas de fin de año el cerdo ya registró su primera subida. “Ayer, la carne llegó con un aumento de 20 pesos más por kilogramo”, afirmó el vendedor. De esta manera, la bondiola y costeleta están 700 pesos. Mientras que la costilla se encuentra a 950 pesos. Entre los cortes más caros está el matambre y el lomito a 1.100 pesos.
Con respecto a cómo se encuentra el consumo, Martín indicó que “antes bajaba dos cerdos en la semana, ahora bajo uno o media pieza nomás”.
Para finalizar, ante la consulta de si espera que las ventas aumenten, el dueño del puesto 72 dijo: “La esperanza es lo último que se pierde”.