La Iglesia celebra el 28 de diciembre la solemnidad de los Santos Inocentes Mártires, jornada en la que en el Noreste argentino se convocó a orar por los niños muertos por el aborto y sumar el repique de duelo de campanas de los templos, como se realizó ayer en las diferentes comunidades.
En el caso de la Diócesis de Goya, su obispo, monseñor Adolfo Canecín, invitó a sumarse en la oración y a las 12, la hora establecida regionalmente, se hicieron sonar las campanas de la Catedral y en las parroquias de los siete departamentos que integran esta jurisdicción eclesial.
En ese contexto, «deseamos visibilizar la realidad del aborto en nuestro país y en nuestra provincia», se expresó en la convocatoria que invitó «a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a realizar, en el lugar en el que se encuentren, un momento de oración por los niños muertos como consecuencia del aborto y por sus madres».
En la Diócesis de Goya, se unieron las parroquias de la Catedral y las capillas de la ciudad de Goya, asimismo se sumaron las parroquias de Esquina, Sauce, Mercedes, Monte Caseros, Curuzú Cuatiá y Lavalle.
En las comunidades donde se celebró misa o se rezó el Santo Rosario, se pidió además «por el fin por este genocidio silencioso que sin darnos cuenta se va naturalizando y ya se ha cobrado la vida de cientos niños por nacer».
SECRETARIADO
POR LA VIDA
Por la conmemoración de la fecha, también el Secretariado para la Vida, de la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), emitió un mensaje que textualmente se transcribe:
«En cada celebración de la Navidad renovamos el anhelo profundo de cuidar la vida, de ayudarla a nacer y crecer.
En esta fiesta de los Santos Inocentes volvemos a implorar al cielo por los niños y niñas que son perseguidos, y a los cuales se les quita de tantas formas el don de la vida.
Pedimos a Jesús que acaba de nacer en Belén que custodie la vida por nacer, de aquellos que sufren la injusticia de la guerra y como dice el Papa Francisco, pierden la capacidad de sonreír. No apartemos nunca la mirada sobre los niños y niñas que viven en la pobreza, que son explotados laboral y sexualmente. Que los Santos Mártires Inocentes protejan el alma de quienes viven en el santuario materno, e intercedan por nosotros, para que con coraje y valentía cuidemos y velemos por toda vida de que exista en nuestra Patria».
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