Antes de la llegada de las Fiestas de fin de año, se generó el problema por la fuerte alza de incremento que tuvo el tomate, junto con otras frutas y verduras. La situación se agravó al punto de que muchos consumidores empezaron a disminuir su consumo. Y algunos almacenes de barrio directamente no lo traían, porque nos les generaba ganancias. A casi tres semanas de esa situación, EL LIBERTADOR volvió a visitar el Mercado de Productos Frescos y conversó con los comerciantes para ver en qué estado sigue el conflicto.
«El problema es que se termina en Corrientes la producción, que la gran mayoría sale de Santa Lucía. Entonces tenemos que traer de otros lugares, con un precio más caro», aclaró Diego del puesto 66. Y la manera de resolver es comprarles a productores de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza, lo que involucra gastar en combustible, mencionó el comerciante.
A principios de diciembre se podía conseguir a 200 o 250 pesos el kilogramo, pero unos días antes del 24 se experimentó una suba del 100 por ciento. La actualización quedó cerca de 600 pesos. Pero el precio volvió a subir entre Navidad y Año Nuevo, cuando la cantidad disminuyó se volvió a encarecer, llegando a los 800 pesos.
UN LEVE RESPIRO
«Actualmente, se mantiene entre 500 y 600 pesos, un buen tomate», aclaró el dueño del local. Y mencionó que, si bien todavía queda un poco de la producción local, la calidad es muy mala. «Desde afuera se los ve bien, pero adentro están verdes o amarillos, y se vuelve una lotería», enfatizó.
Al ser consultado sobre la influencia de la sequía en la calidad de los productos, explicó que ese no es el problema principal, y habrá que esperar hasta la producción para comparar.
Pero esos no son los únicos precios, también pueden encontrarse a 400 pesos el kilogramo, tanto en lo que es el perita como el redondo, precisó Miguel, del puesto 19. Y desde su perspectiva considera que el valor disminuyó considerablemente, y tiene expectativas de que siga bajando.
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