El bullying o acoso escolar es una forma de violencia en la que una o varias personas agreden a otro igual (o iguales) de forma repetida en el tiempo con intención dolosa, habiendo un desequilibrio de poder entre las partes implicadas.
EL LIBERTADOR, en comunicación con la psicóloga, Cynthia Calgaro, agregó al concepto: «Es ejercido de manera sistemática y se lo relaciona más que nada con el ámbito académico».
DETALLES
Son numerosos los estudios que pusieron de manifiesto problemas en la salud física, dificultades emocionales y de comportamiento, desarrollo social problemático y bajo rendimiento académico asociados a la exposición de los jóvenes a esta violencia.
Aún así, los indicios más difíciles de percibir son los psicológicos: «Sobre todo si se trata de adolescentes, ya que, los síntomas consecuentes pueden ser confundidos con los propios de la edad. Es que los jóvenes tienen diferentes motivos por los cuales algunos de ellos deciden no referirse al respecto. Puede ser desde una sensación de culpa infundada y vergüenza, hasta un estado de sensación de inseguridad y miedo a las posibles represalias por parte de sus compañeros», explicó Calgaro.
Los indicios a los cuales uno debe prestar atención, comenta la psicóloga, son: «Faltar a la escuela, enfermarse con frecuencia debido a que las defensas de ven comprometidas como consecuencia del estrés. Síntomas de depresión, entre los cuales podemos nombrar trastornos del sueño, cambios en los hábitos alimentarios. Suelen regresar de la escuela con objetos personales rotos, dañados, o pérdida de ellos».
También: «Se puede evidenciar tendencia a las autolesiones, problemas de autoestima, evitación de situaciones sociales, dificultad para establecer nuevas amistades o reemplazar lo social por lo virtual. El desempeño académico puede ser afectado».
Son jóvenes que se los percibe a nivel emocional y físico como: «Tristes sin causa aparente, cambios abruptos en el estado de humor, irritabilidad. También se evidencian dolores de cabeza y de estómago sin que aparezca una causa médica que lo justifique».
EDUCACIÓN
COMUNICACIÓN
CONFIANZA
La psicóloga, recalca la necesidad de transmitir estos tres principios a los niños.
«Es necesario que los hogares sostengan valores tradicionales, orientados a la educación, comunicación y confianza, ya que, lo que vemos en la práctica cotidiana, son jóvenes que conviven con padres ausentes».
Además, es importante que los padres entiendan que estas situaciones suelen ser muy difíciles de comunicar.
«De ahí radica la importancia de generar constantemente un espacio seguro de confianza en el que el niño o adolescente no se sienta amenazado ante la posibilidad de ser juzgado», manifestó Calgaro.
MALTRATO
CERO
ARGENTINA
Mariana Kelly, de la organización Bullying Cero Argentina, explicó a un medio: «La prevención es lo más importante. Tenemos que enfrentarnos al bullying, tenemos que hacer que las escuelas sean espacios de sana convivencia, que los niños aprendan que hay lugares donde se puede dialogar, donde se puedan resolver los conflictos de manera pacífica, donde los adultos sean seres confiables».
Recalca el trabajo en conjunto, porque: «Una familia no puede pretender que su hijo sea una persona tolerante o amorosa si en el hogar eso no existe».
«Cuando ellos nos avisan que algo les está pasando, tanto los docentes como los papás, tenemos que aprovecharlo. Si no los ayudamos, no vuelven más. Tenemos que desarrollar esa confianza que el niño tuvo en nosotros», aconsejó Kelly.
Desde la organización de Bullying Cero dicen que, en el hecho: «Todos son víctimas, sólo por el hecho de ser niños que están en pleno crecimiento».
Por ello, el acoso escolar, afecta a todos los que están involucrados dentro del grupo donde sucede.
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