Sobre el cierre del plazo extendido por los dirigentes agropecuarios de la Mesa de Enlace y en vilo por medidas del Gobierno para aplacar la mortandad de animales, los productores correntinos recibieron ayer la confirmación de sus peores guarismos.
El estudio, advierte un grave impacto de la sequía en el crecimiento de pastos y cultivos, la disponibilidad de agua para bebida animal y riego y acumulación de agua en el suelo, represas y tajamares, a la vez, confirma que hasta enero de 2023 el territorio provincial produjo 2.200 kilogramos de materia seca por hectárea (kgMS/ha) menos que lo normal.
Sobre el dato, los técnicos proyectan tres escenarios, uno «bueno» con 2.200 kgMS/ha menos que el promedio histórico, uno «regular», el de mayor probabilidad con forraje de 3.200 kgMS/ha menos, y «el peor escenario» con 4.000 kgMS/ha por debajo de la media.
2022 CONCLUYÓ A VALORES DEFICITARIOS NO VISTOS EN 72 AÑOS
El estudio subraya que durante el año 2022 las precipitaciones fueron deficitarias excepto en marzo, julio y agosto, y remarca que el año terminó con un acumulado anual de 759 mm, valor similar a 1952, con 758 mm. El déficit de oferta de agua estuvo en 688 mm, en otras palabras, un 47,5 por ciento menos de lluvias de los 1447 mm promedio.
La diferencia entre la oferta de agua (precipitaciones) con la demanda de agua (evapotranspiración) es lo que se llama balance de agua. Desde 2020 en adelante, se fue acrecentando el déficit hídrico, siendo un 35 por ciento mayor el déficit en 2021 respecto a 2020 y un 100 por ciento mayor si comparamos 2022 con 2021.
Además, remarca, que la temperatura promedio mínima mensual registrada en 2022 fue menor respecto a la media histórica a excepción de enero, julio y diciembre, y las temperaturas máximas mensuales promedio superiores en gran parte del año a la media histórica, a excepción de junio que fue el mes más frío del año.
Dicho mes se presentó con cinco heladas meteorológicas, una media histórica para el mes y once agronómicas, tres media histórica para el mes. Otro dato interesante y no menor fue lo extenso del período de heladas que arrancó en mayo y se extendió hasta avanzado el mes de octubre, siendo el periodo normal para la zona desde mayo a septiembre.
EL PASTO CRECE
MENOS, MAYORMENTE AÚN EN EL
CENTRO SUR
Paralelamente, el informe advierte que durante el último mes de 2021 el impacto de la deficiencia de agua provocó una reducción del 25 por ciento del crecimiento, justamente cuando se produce el mayor aporte a la productividad total de forraje, lo cual se acentuó en enero de 2022 habiendo una reducción del crecimiento del 95 por ciento.
Los técnicos agropecuarios indican que, con las precipitaciones de marzo la productividad del pastizal se recompuso, y que durante el invierno la menor demanda atmosférica permite un balance de agua positivo, sumado a que con temperaturas máximas altas la productividad forrajera fue muy buena, sin embargo, remarcan que hay que tener en cuenta que durante esos meses la producción de campo natural es menos del 10 por ciento de la producción anual, y que a partir de octubre la producción de forraje fue por debajo del 25 por ciento de lo que se produce normalmente.
De inmediato, subrayan que en toda la provincia el crecimiento del pasto continúa afectado por las bajas precipitaciones, pero mayormente aún en el Centro Sur, que es la región más afectada.
OCTUBRE,
POSIBLEMENTE
CON ACUMULADO
DE PASTO NULO
Los técnicos insisten que hasta enero de 2023 se produjeron miles de kilogramos de masa seca por hectárea menos que lo normal, y que esa reducción mermará la disponibilidad de alimento del entre cuarenta y setenta por ciento en relación a la producción normal, con drástico impacto en los sistemas pastoriles, que no sólo está perdiendo condición corporal de los animales ya que la demanda no se cubre desde octubre, sino que «llegarán al inicio del período invernal con un acumulado de pasto nulo».
Los técnicos agropecuarios del Inta concluyen que la acumulación del déficit hídrico sigue impactando de manera grave sobre la productividad del campo natural durante todo el período de crecimiento en la temporada 2022-2023, y que pese a que el invierno de 2022 fue relativamente bueno y pudo haber dejado un saldo positivo sobre la condición de los animales, dependiendo del manejo de cada campo, durante el verano esa condición corporal probablemente se perdió y no hay escenarios para que se recomponga antes del invierno.
«Considerando que el ingreso al invierno se dará con muy poco o nada de pasto acumulado, habrá que extremar las medidas de manejo que permitan clasificar la hacienda por requerimientos, vender categorías menos productivas y hacer encierres estratégicos para suplementar o alimentar categorías más sensibles», alertan.
«Si las condiciones climáticas se restablecen durante 2023, se deberían considerar prácticas que tiendan a favorecer la recuperación del campo natural como descansos, control de malezas, fertilización. Sin un manejo adecuado, restablecer la capacidad de carga de los sistemas afectados por esta seca, podrá llevar mucho tiempo», indican.
.