La charla con una docente que se interesó por unas pelotas de tenis que ya no servían para jugar, fue el inicio de una movida que ya lleva dos años y une a Corrientes con Resistencia. Bruno Valente se enteró así que esos elementos que ya estaban en desuso para las canchas, servían y mucho, en otro espacio completamente distinto: una escuela.
«Soy de Corrientes, pero trabajo en Resistencia y un día una docente me pidió que la acerque y vio que en el auto yo tenía un tubo de pelotitas de tenis. Siempre las tenía por todas partes porque juego en un club y cada tanto hay que cambiarlas. Ella me dijo si se las podía regalar, porque trabajaba en una escuela donde van chicos con alguna discapacidad y me explicó algo de lo que yo entonces no tenía idea. Me dijo que sirven para reducir el ruido de los bancos al arrastrarse y también para algunos ejercicios de estimulación motora», contó Bruno a EL LIBERTADOR.
La maestra le explicó que el ruido es una gran dificultad para los niños con TEA (sigla para Trastorno del Espectro Austista). Colocar estas pelotas que tienen una textura especial en las patas de las sillas y las mesas evita que el chirrido afecte a los alumnos con esta condición y hace que las clases sean un poco más amenas.
«Cuando ella contó de la utilidad que le daban a las pelotas e incluso a los tubos en las que vienen -porque hacen manualidades con los chicos-, le dije que si no le molestaba, yo le podía juntar más y dárselas para sus alumnos. Así empezó todo. De eso hace como dos años. Al principio fue para la escuela de esa docente y después otras más de Resistencia. También se fueron sumando amigos y ahora estamos juntando para colegios de acá, de Corrientes también», agregó.
MASIVO
A Bruno también lo sorprendió gratamente el acompañamiento que tuvo de parte de sus amigos y de la gente que fue haciendo masiva su iniciativa.
«Lo hice al principio como algo particular. Yo juntaba bolsas con las pelotitas y las llevaba. Pero ahora veo que se compartió mucho en las redes y que se van sumando más personas. Tenemos un grupo para Resistencia y ahora para Corrientes también. Está bueno que más gente se entusiasme así podemos llegar a más instituciones», expresó.
COMPROMISO
Justamente, con el objetivo de reforzar su colecta de pelotitas, ahora pidió la colaboración del Corrientes Tennis Club, donde él mismo practica el deporte, para contar con un pequeño espacio para su campaña. «Estoy conversando con la gente club, para que pongan un canasto en los próximos días. También se sumaron. Esto es muy útil porque así quienes van a jugar ahí, van a poder colaborar sin hacer mucho esfuerzo y a nosotros nos sirve mucho tener un espacio fijo donde buscar las pelotas y los tubos», comentó.
De momento, Bruno se ofrece él mismo a buscar las pelotas. Por eso, quienes tengan pelotas y quieran donarlas, sólo tienen que comunicarse con él al número 3794-717-433, para acordar el momento y el lugar.
«Es más, si los docentes de alguna escuela o jardín necesitan pelotas para sus aulas, también me pueden escribir y vemos como colaboramos para recolectar y llevarles. A lo mejor, en un primer momento no podemos cubrir una importante demanda, pero sí podemos organizarnos a futuro para ayudar a la mayor cantidad de lugares posibles», completó.
Un caso que motivó un cambio en Entre Ríos
El ruido afecta al aprendizaje de los niños con autismo. Ellos perciben el mundo de una manera diferente al resto de personas y los sonidos fuertes pueden ser un gran agente perturbador a la hora de aprender cosas nuevas en la escuela. Hace unos años, el caso de un niño en la ciudad entrerriana de Paraná, se volvió viral porque daba cuenta de una solución que su madre encontró para ayudarlo.
Geremías G, es un niño con TEA y su mamá inició en ese entonces una campaña que consistió en recolectar pelotitas de tenis para poder acondicionar todo el mobiliario del aula de su hijo. «No pensé que iba a tener tanta repercusión. El domingo mi hermana me compartió un artículo que comentaba sobre poner las pelotitas en lo muebles de la escuela para disminuir los ruidos ya que los niños con TEA tienen mucha hipersensibilidad. Después vi un tutorial de cómo hacerlo y me pareció una buena idea», contó la mujer a Tiempo Argentino, el medio que dio a conocer la historia.
En ese entonces, el pequeño cursaba el primer grado de la etapa primaria. «Se desarrolla bien en sus clases, pero en su caso todo ruido es molesto», explicó la madre. Agregó: «Pensé que podría implementarlo para el año que viene en la escuela de mi hijo. A principio de la semana fui a comentarle la iniciativa a los directivos, les pareció una excelente idea, pero siempre y cuando sean donadas ya que la escuela no cuenta con los recursos para comprar».
El objetivo de esta mamá, era el mismo que la docente le explicó al joven correntino que lleva adelante la colecta en Corrientes: minimizar los ruidos que hacen las patas de los bancos y las sillas en el aula, y así ayudar a los niños con TEA para que pueda concentrarse en su actividad escolar.
En ese entonces, la mamá de Geremías instaba a otras escuelas a hacer lo mismo. En Corrientes, ya cuentan con la campaña de Bruno para poder hacer eso realidad.
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