El dirigente de la Sociedad Rural de Corrientes, Francisco Velar expresó que «estamos enmarcados en un reclamo a raíz de la medida inoportuna, innecesaria y perjudicial tomada por el Gobierno nacional de cerrar totalmente las exportaciones de carne por 30 días». Por eso los ruralistas correntinos se sumaron a la medida de fuerza consistente en el cese de la comercialización del ganado.
Sobre esta candente cuestión y otros temas vinculados a la producción pecuaria, Velar dialogó con el periodista Gustavo Adolfo Ojeda en el programa La Otra Campana, que se emite por LT7 Radio Corrientes en dúplex con LT25 Radio Guaraní de Curuzú Cuatiá.
¿Por qué no me habla de este nuevo conflicto que vive el campo?
-Nosotros estamos enmarcados en un reclamo a raíz de la medida inoportuna, innecesaria y perjudicial tomada por el Gobierno nacional de cerrar totalmente las exportaciones de carne por 30 días. A raíz de eso, el campo, tratando de ser visible su desacuerdo con esta medida perjudicial, no solamente para los productores, sino para todo el país -porque acá perdemos todos-, decidió un cese de comercialización. Algunos lo denominan paro, pero en realidad nosotros no paramos. Seguimos trabajando todos los días del año. Lo que sí ha cesado es la comercialización para hacer un llamado de atención a las autoridades nacionales, tratando que rectifiquen esta mala decisión injustificada e innecesaria, que no va a traer ningún beneficio para el consumo y va a ser perjudicial para todo el país.
¿Cómo impacta esto en la economía?
-Las consecuencias de las medidas del Gobierno nacional, no son solo económicas. Por ejemplo, con lo que pierde el país durante 30 días de exportaciones de carnes cerradas, son 300 millones de dólares. Con eso, se podría vacunar a 30 millones de argentinos con una vacuna de primera calidad mundial. Por eso decimos que con esto pierde el país. Con respecto a cómo se descompone el precio de la carne desde el productor al mostrador, eso está estudiado, hay datos oficiales: lo que le queda al productor es alrededor de un 10 o 15 por ciento. En eso está incluido todo el costo que tiene el productor, salarios, cargas sociales, productos veterinarios…En esos 10 o 15 por ciento está lo que le cuesta al productor producir un kilo de carne. Entonces la incidencia del producto primario en el precio final, es muy baja. El resto, es todo parte de lo que continúa en la cadena de la carne una vez que sale del campo y tiene que ver con todos los gastos de comercialización, industrialización, transporte, energía, hasta que llega a la góndola. Para que la gente sepa la incidencia tan baja que tiene el producto primario en el precio final. Sin embargo, la carga impositiva en cualquiera de los productos de la canasta básica alimenticia, va de un 30 a un 50 por ciento. Ese monto es exclusivamente carga impositiva; impuesto nacional, provincial y municipal. Con esto tenemos una idea de dónde habría que atacar, si se quiere realmente que el precio baje en la mesa de los argentinos. Si decimos que únicamente tiene que hacer el esfuerzo el productor, ese 10 o 15 por ciento que representa el producto primario en el precio final, ¿cuánto tendría que reducirse para que tenga impacto en el final de la cadena? Tendría que el productor desaparecer, vender a pérdida. Y si el vendedor vende a pérdida, termina quebrando, si eso sucede las vacas desaparecen y si la vaca desaparece, no hay carne y si no hay carne, los precios suben.
ABIGEATO
El productor también está afectado por el cuatrerismo en los campos correntinos, ¿no?
-Así es. Estas medidas irracionales en el manejo de la economía, para concentrarnos en el tema de la carne, le pega muy fuerte, y al que más le pega es al pequeño productor. El pequeño productor que había logrado con el mercado chino integrar una categoría que no tenía precio, porque al paladar argentino no le atrae ese tipo de animal, que es la vaca, la vaca en desuso…Y el pequeño productor tenía un precio diferencial con el ingreso al mercado chino, con lo cual su rentabilidad aumentaba. Del total de productores que tiene la provincia de Corrientes, que son alrededor de 27 mil, 22 mil son pequeños productores, con menos de 300 cabezas. Estas medidas económicas le pegan muy fuerte al pequeño productor. Y por supuesto, como usted bien decía, el abigeato que es algo icónico, delito antiguo, que cuesta revertir y que nosotros como representantes de la Sociedad Rural de Corrientes, trabajamos permanentemente para acercar datos, posibilidades y soluciones. El Gobierno de la Provincia lo ha tomado a esto, a través de la creación de la mesa de seguridad, donde estamos integrado los productores, la autoridad de aplicación que es el Ministerio de Seguridad, la policía rural y que queremos incorporar también a los fiscales y al Poder Judicial para hacer un conglomerado que trabaje todo junto para poder contribuir a disminuir este flagelo.
El problema de los mercados
Recuperar luego los mercados externos no será fácil, ¿verdad?
-Es que los países no pueden vivir aislados. Los países que viven aislados le pueden ofrecer menor calidad de vida a su población, eso está demostrado en el mundo. Los países integrados, los que participan en el intercambio comercial, logran mejores estándares de vida para sus poblaciones. La Argentina no puede aislarse, incumplir con la palabra prometida, eso es de muy mal antecedente y va a traer enormes consecuencias. Nosotros insistimos, las consecuencias no son para el productor, son para el país. La cadena de la carne genera más de 400 mil puestos de trabajo y 3 mil millones de dólares anuales. Todo eso se va a resentir o desaparecer si el Gobierno nacional persiste con este camino equivocado que ha tomado, que por otra parte, es parte de la misma película que nosotros ya la vivimos en 2006. Y en el fondo de todo esto, usted señaló algo en su comentario: el campo no está reclamando por algo que tenga que ver exclusivamente con lo económico, estamos reclamando por el ejercicio y el cumplimiento de un derecho protegido por nuestro ordenamiento jurídico, cuidado por la Constitución nacional, que es la posibilidad que tiene todo argentino de ejercer el comercio y la industria lícita. Si se avasalla esto, si se permite en silencio este atropello, hoy le toca al campo, pero mañana le puede tocar a cualquiera.
¿Cuáles son las perspectivas de mercado para el búfalo?
-Usted toca un tema que a mí personalmente me apasiona, la empresa familiar en la que trabajo cría búfalos. Y nosotros consideramos que el búfalo es un elemento productivo revolucionario en la provincia de Corrientes y en gran parte del Norte Grande. Creemos que hay millones de hectáreas que no están siendo productivas o que están sub produciendo y donde el búfalo, si se lo incorpora, va a hacer un incremento productivo, va a hacer una diferencia… Insistimos, es un animal que vino a revolucionar la ganadería, no para competir, sino para complementar la actividad pecuaria. Nosotros le vemos un gran futuro, está creciendo cada vez más. Los productores van entendiendo y viendo cómo cambia la rentabilidad con la incorporación del búfalo, cada empresa verá en qué proporción incorpora este elemento revolucionario, pero estamos seguros que en la provincia de Corrientes y sobre todo en el Centro Norte, el búfalo tranquilamente podría convivir con el vacuno y transformar pastos de mala calidad, en proteínas de alta calidad.
Dicen que es muy buena su carne, y que es un animal de esteros, que se adapta enseguida.
-Nosotros cuando incorporamos en nuestra empresa al búfalo, lo pusimos en los lugares más difíciles, donde el vacuno tenía seria dificultades y el búfalo nos ha dado grandes satisfacciones. La carne, como usted dice, es sana, una carne que tiene elementos que son saludables, menos colesterol, más hierro, proteína y es una carne que se cría a campo. Con lo cual, es un producto que nosotros consideramos que más temprano que tarde, va a tener un valor diferencial superior, porque es un elemento que cada vez más los ciudadanos lo valoran.
Un kilo de asado está arriba de los 900 pesos, casi llega a 1.000. Y el pan sube por el costo del trigo y la harina…
-Nosotros hacemos votos para que el Gobierno nacional recapacite, para que esté a la altura de las circunstancias, para que se dé cuenta de una vez por todas que los productos primarios tienen bajísima incidencia en el precio final. Para dar un ejemplo, si el productor entregara gratis el trigo, el precio final del pan en la góndola prácticamente no bajaría. Esa es la incidencia que tienen los productos primarios en el precio final, muy baja. La carga impositiva tiene una incidencia entre el 30 y un 50 por ciento del precio final. Y el problema de los precios en la Argentina, no son los productos primarios, el aumento de precio está directamente relacionado con la inflación. El problema en la Argentina es la emisión descontrolada de dinero, el gasto descontrolado por encima de los ingresos que hace perder el poder adquisitivo del salario. Entonces, no es que los productos de la canasta básica estén caros, lo que está bajo, lo que está perdiendo contra la inflación, es el poder adquisitivo de la gente. Al que más le pega esa pérdida del poder adquisitivo, es sin duda al que menos tiene.