«Todo el pueblo está destruido», dijo un vecino desahuciado al describir la situación que atraviesan desde hace un tiempo largo por el pésimo estado de las calles, que empeoran a la máxima potencia con las lloviznas o lluvias, pantanal absoluto, y no se trata de la telenovela que se emite por Canal 13 de Corrientes, y como esa voz, se suman tantas otras que conforman un coro de lamento, ya que no es esa sola la problemática que deben soportar estoicos o resignados en una localidad que crece demográficamente pero que no recibe el acompañamiento de infraestructura acorde.
Si llueve algo, es imposible desplazarse ni siquiera caminando, si bien los contribuyentes con generosidad consideran que es por la instalación de la red cloacal, como justifica el Municipio, pero que pasan los meses y la mejora para transitabilidad parece quedar en manos del paso del tiempo, como se desprende de declaraciones de muchos.
NO SÓLO CALLES
«Es el barrio olvidado de la ciudad de Corrientes», expresa jocosamente alguno para poner una sonrisa a una situación que enoja, porque con la deficitaria estructura vial aunque tenga hermosa señalética de denominaciones de las calles, suman al servicio de colectivos, puntualmente por algún coche que permanece al parecer desde la década del 40, con asientos en mal estado y pasajeros para hornearse en días de calor. Quienes alguna vez debió usarlo para trasladarse a la Capital correntina, así lo testifican y ni hablar los usuarios que deben subirse resignadamente a diario por trabajo o gestiones.
Respecto al tema acuciante de estos días, un deprimido residente relató que «ni la camioneta de la Comisaría, ni la de la Dpec pueden salir. A los bomberos le tiraron un poco de ripio, pero igual es un desastre».
PÉSIMA
SITUACIÓN
Como se anticipó en la edición de ayer y se publicó en la página web específicamente, un vecino se comunicó con EL LIBERTADOR para casi hacer catarsis, al menos, al comentar que su automóvil quedó empantanado y que, para retirarlo del barro, tuvo que usar un tractor. «Hace un año y medio empezaron las obras de cloaca y dejaron un desastre las calles. Hace más de seis meses que no están trabajando, pero la respuesta de las autoridades es que cuando se termine todo van a enripiar o asfaltar».
Otra residente agregó: «Nosotros trabajamos y los chicos van a la escuela. Mi marido sale tarde de trabajar y si no va en auto, no puede volver porque el último colectivo hacia Riachuelo sale a las 22 y llega a las 23. O sea que, sí o sí, tenemos que movernos en auto y confiar en que pueda maniobrar».
«Si los conductores participan en el Dakar, seguro ganan», ironizó.
Para mayor ilustración, se debe mencionar a los que sólo tienen moto para transportarse, un riesgo fenomenal, si hasta los que caminan lo hacen como en pista de patinaje, resbaladas tras resbaladas, con calzados taco altos o suecos por el barro acumulado en sus suelas y un porrazo probablemente les espera.
REUNIÓN CON
EL INTENDENTE
Tras la oleada de quejas, el intendente Martín Jetter prometió recibirlos este miércoles a las 10, para tratar de solucionar el problema, de quien otra contribuyente, que quiere que seguir viviendo aquí, admitió que «tiene cara de bueno, pero con eso no hacemos nada», remarcó.
Con la bendición de la naturaleza en su jurisdicción, varias falencias se mantienen inamovibles en la localidad, además del crítico estado de las arterias, como que en verano parece arbolito de Navidad, por los cortes y encendidos intermitentes del servicio energético. O sectores, el caso de los alejados de alrededor de la Municipalidad, con demasiada oscuridad. También una plaza que amerita urbanizarse, sin necesidad de afectar su óptimo arbolado, ya que es una manzana céntrica que aparenta un baldío sólo con el pasto cortado y ahí está enclavado el edificio municipal.
Las expectativas ahora están centradas en el encuentro que se producirá con el Jefe comunal, en busca de avanzar en soluciones de aspectos básales de una población, al decir de miembros de esta comunidad.
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