Como se adelantó en la edición impresa de EL LIBERTADOR, el río Paraná marcó ayer un récord que igualó el registro de «0,49 estacionado» de hace 52 años, según informaron fuentes de la Prefectura Naval Argentina. El impacto económico que trae sobre las actividades de pesca y la navegación de embarcaciones mercantiles, es solo igualable al perjuicio de los ecosistemas de peces.
Una de las principales venas de agua de Corrientes nos muestra esta mañana un paisaje desolador en el puerto de la Capital: donde debería verse un azul calmo, se extiende la arena en la que se encuentran varadas algunas embarcaciones.
VENTANA DE AGUA
En mayo, la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) llevó a cabo el operativo “Ventana de Agua” para que pudieran navegar los convoyes aguas abajo y arriba de la represa, además de incrementar la generación eléctrica del complejo Yacyretá, también afectada por el escaso caudal del río Paraná de los últimos dos años.
Tras un acuerdo entre los gobiernos de Argentina, Paraguay y Brasil, las binacionales Itaipú y Yacyretá coordinaron este aumento del caudal del río Paraná, como medida excepcional y se extendió hasta el final de mayo.
El EBY informó que cinco remolcadores de empuje con alrededor de 50 barcazas cargadas con cereales pudieron cruzar hacia aguas abajo de la represa, y continuar con la navegación hacia los puertos de exportación. También dos remolcadores con sus barcazas pasaron la esclusa vacíos, con destino a los puertos del Alto Paraná para cargar allí soja y otros cereales.
URGENCIA AMBIENTAL
Sin embargo, como se compartió en la edición impresa de EL LIBERTADOR, el ambientalista Luis Martínez en declaraciones radiales explicó que esta medida provoca un aumento artificial del caudal, con una duración aproximada de 15 días. No es una acción que tenga su impacto en la fauna íctica, en peligro por la pérdida de su hábitat con la bajante y la pesca si continúa como actividad sin restricciones.
Desde la agrupación Correntinos contra el Cambio Climático, advirtieron: «El año pasado ciudades como Puerto Iguazú se quedaron sin agua potable, y aquellos vecinos que tienen recursos pueden comprar agua mineral, pero los sectores más vulnerables no, y lamentablemente los parámetros no son para nada alentadores, esto no quiere decir que ocurra lo mismo en Corrientes, pero la situación es preocupante», indicaron.
El fenómeno climático de La Niña, que se retiró a principios del mes según la National Oceanic and Atmospheric Administration (Noaa), es la causante de esta bajante histórica y se espera su vuelta a finales del año. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) explicó que ahora “los fenómenos climáticos de origen natural, se producen en el contexto del cambio climático producido por la actividad humana”, proceso que no se detuvo durante la pandemia. El medio ambiente sigue dando llamadas de ayuda inmediata y a este se suma el río Paraná, con el canto más triste y silencioso que nos pudo dar en los últimos 50 años.