La luna decidió una noche bajar del cielo y recorrer los yerbatales. Como una dama de vestido blanco, atrajo la mirada peligrosa de un yaguareté que fue hacia ella para atacarla. Un guaraní se interpuso en la carrera del felino, abatiéndolo y dándole muerte, para proteger a la desconocida mujer.
No la encontró cuando se volteó a buscarla, pero la luna resplandeció sobre el campo con una intensidad inusual.
En agradecimiento al guaraní, bendijo a los yerbatales con su efecto vigorizante para consumo de la comunidad a la que pertenecía. Así es como crecieron fuertemente en la tierra roja de un pueblo conocido actualmente como Colonia Liebig.
HISTORIAS GUARDADAS
Este es el relato que quedó enraizado en la comunidad, donde otras historias también se sembraron en el suelo fértil de esa región y recuerdos quedaron guardados en la arquitectura local, como el histórico baúl de recuerdos que se abre cada 25 años, conservado en la plaza principal.
El 29 de mayo de 2024, en la celebración del centenario del pueblo, será la próxima apertura. «Estamos todos ansiosos por ver qué es lo que está guardado en el baúl y nuevamente vamos a colocar algunas cosas para que después, en 125 o 200 años, se vuelva a abrir», comentó el secretario de Turismo, Marcelo Maidana.
Durante el recorrido organizado por el Ministerio de Turismo de la Provincia por el Corredor Jesuítico Guaraní, fueron varios los atractivos ocultos de esta pujante colonia que se revelaron a los ojos de los visitantes, entre ellos, EL LIBERTADOR.
El punto de partida fue la oficina de Informe Turístico en la Terminal de Ómnibus, a unos pocos pasos del Paseo Chamamecero y a unas cuadras del conjunto escultórico «Raíces de Liebig» de la artista Silvana Klem, inspirado en «Historia y Vivencias de un Pueblo» de la escritora Clara Streda, una de las referentes culturales más importantes de la comunidad, según destacó Maidana.
Y con unos pocos más, los visitantes pueden encontrarse en la plaza principal, distinta a una tradicional plaza de armas, con una iglesia ucraniana al frente, en vez de una catedral católica. «A pesar de tener mucha influencia de otros países o misionera, tenemos muy arraigado lo correntino y lo guaraní. Nos gusta decir que somos el portal de acceso a Corrientes», sostuvo el Secretario de Turismo.
MEMORIA CONSERVADA
La firma Playadito asentada en el lugar también ofrece un vistazo al interior de su Pirámide, réplica de la que se encuentra en la ciudad alemana de Karlsruhe, de donde provenían los inmigrantes que fundaron la Cooperativa Liebig, como se compartió en una edición pasada sobre el «tour de industrias» de la costa del río Uruguay.
Historia y legado de estos cultivadores que «sembraron» con convicción y optimismo un modelo único de producción de la yerba mate en toda la provincia, son conservados dentro de la Pirámide, abierta a los turistas como parte de las visitas guiadas que pueden reservarse en el sitio web de la marca.
Con el transcurrir del tiempo, los yerbatales atrajeron a inmigrantes ucranianos y polacos que se habían asentado en el Sur de Misiones, más tarde a brasileños y paraguayos.
«El trabajo cooperativo fue legado de los jesuitas, pero que los inmigrantes potenciaron al trabajar ayudándose mancomunadamente. Eso hace que, al día de hoy, Colonia Liebig sea heterogénea, fuerte y generosa», afirmó Maidana.
ESPEJO DE LUNA
A unos pocos kilómetros de la ciudad, entre campos de yerbatales, está oculta la «Cachuerita», el salto de mayor altura de caída en Corrientes.
Es uno de los principales atractivos naturales más reconocidos de Colonia Liebig. No sería el único en la provincia, uno de menor altura estaría en Mocoretá.
Su nombre sería una variación de la expresión portuguesa «cachoeira» que significa cascada, según explicó Maidana, lo que muestra la comunión entre pueblos a cada lado de la frontera.
El cauce corre entre montes en galería donde -según contaron unas vecinas- hace unos años se ahogó un hombre del lugar y para que su cuerpo pudiera ser hallado, familiares colocaron una palanga con agua y una vela donde comienza el salto.
Milagrosamente, de acuerdo al relato, el cuerpo apareció.
Hasta la actualidad, sigue siendo un lugar de encuentro para familias, amigos y visitantes al estar a la vera del camino, un paisaje mágico entre yerbatales, quizás otro obsequio dado por esa misteriosa dama celestial agradecida con los guaraníes.
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