Desde distintas fuerzas políticas, se señala a EL LIBERTADOR que el «factor económico» será crucial para interpretar la voluntad de los electores que irán a las urnas el domingo 13 de agosto a participar de las «internas abiertas» de los partidos políticos, paso previo a las elecciones generales del domingo 22 de octubre.
El «voto económico», que para algunos es ya casi un sinónimo del «voto bronca» o del «voto castigo», en alusión a la crítica que, a grandes rasgos, los electores dedican a la administración pública para marcar la urgencia de políticas que controlen la inflación de precios, que reabran mercados en el exterior y supediten el tipo de cambio interno a una sola fórmula, será la expresión dominante.
Esta vez la crítica no partirá de los sindicatos, a los que los electores reconocen «afines» a una u otra «bandera política», se señala desde distintos sectores políticos, sino directamente de la masa de votantes que se concentra en los núcleos urbanos y que ve en el esfuerzo del trabajo la única salida a una crisis ante la que la política «no termina de comprender».
«La crítica al salario quedó lejos, casi totalmente fuera del terreno político», aseguran, «ante una economía que se tragó al país, con más del siete por ciento de inflación por mes, y casi sin vinculación con los núcleos productivos que necesitan mayor acceso a los mercados externos para garantizar que la producción deje ganancias y sirva para costear la crisis. Hoy el escenario excede a ese planteo, en dirección al acceso de financiamiento a gran escala para reactivar a toda la cadena productiva, desde los niveles más bajos hasta los más elevados», remarcan.
Esta interpretación de la voluntad del voto es de acuerdo a la dirigencia afín a la administración provincial, y también, según se señala, para la mayoría de las municipales, un factor «de peso», incluso aún más determinante que la corriente de opinión que puedan o no divulgar las consultoras de aquí al 13 de agosto, hasta hace menos de una década, la más temida por los aspirantes a cargos públicos.
Los precios altos son, se señala a EL LIBERTADOR, «la primera prueba de que las cosas no están bien», y también el primer indicio de que al oficialismo le será «muy difícil» explicar «las razones por las cuales la economía no funciona como debería», mientras sostiene una campaña en la que «intenta ubicar una fórmula que ratifique el modelo económico y social que adoptó luego de la escalada del dólar en 2022».
El cambio generacional
sería poco determinante
El domingo 11, Corrientes votó por primera vez en comicios provinciales con electores de 16 y 17 años. Fue la segunda oportunidad en la que, en este distrito, que adhirió formalmente a este derecho en septiembre de 2022, esta franja de votantes llegó hasta las urnas para sufragar en elecciones abiertas. La primera fue en los comicios nacionales.
Sin embargo, aunque por lo novedoso de su irrupción en el plano electoral gran parte de la dirigencia dedicó extensos fragmentos de discurso a su aparición, la voluntad de esta franja de votantes, aunque se expresen en tendencia de crecimiento, no será determinante para los resultados que tanto el oficialismo como la oposición esperan el 13 de agosto, se reconoce desde ambos sectores.
Este hecho, quedó reflejado, para algunos sectores del oficialismo, en la consagración de la fórmula Massa-Rossi, que coronó un proceso electivo interno, puertas adentro del justicialismo, que dejó en segundo plano al ministro del Interior, Wado de Pedro, a quien, por unas escasas 20 horas, se señalaba como el precandidato de los dirigentes justicialistas cultivados con impronta militante democrática en el seno de «la generación diezmada».
Para algunos, la oposición, la impronta joven en sí, no alude en concreto a una franja etaria, sino a la actualidad que las propuestas de las fuerzas políticas expresen. En otras palabras, si los precandidatos reflejan en sus propuestas tópicos globales, como el cambio climático, la modernización, la convivencia sana, la cultura, el arte, la diversidad étnica y social en la participación política, estarán hablando en los términos en los cuales la juventud se expresa.
Aún así, el factor económico sigue siendo en este segmento de la sociedad, un determinante crucial desde la perspectiva del acceso a la educación y al trabajo, subrayan.
Los jóvenes votarán a quienes decidan promover su trabajo y su formación, dentro de las áreas que ellos decidan, afirman y remarcan, aunque más allá de eso «el escenario de fondo que soporta estas interrogantes del segmento joven y adulto joven sigue siendo la necesidad de que el país se estabilice».
Lo político en lo cotidiano
Ante un escenario social en permanente cambio, el elector, que ha sumergido su experiencia vital en el uso de tecnologías de información y comunicación, deberá ser alcanzado con trabajo en terreno «cara a cara», «timbreo» y «oficina en redes», se señala por otra parte, casi al unísono desde los distintos frentes, como estrategias de campaña que los aspirantes a cargos públicos no deben dejar al azar.
Mejorar la relación
con los votantes
Mejorar la relación con los votantes de aquí al 13 de agosto y no subestimar su inteligencia son las mejores estrategias que los dirigentes pueden adoptar, en atención a que amplios sectores de la sociedad sienten haber sido desplazados de la política pergeñada por los partidos, a los que también asumen «en crisis» y «en disputa», pese a que el sistema electoral vigente, con las Paso, intenta facilitar la elección de sus propios candidatos con la transparencia de las urnas.
El sentimiento de una «democracia activa», señalan desde el oficialismo y la oposición, debe ser «el Norte» para estimular el sentido de participación. «No se trata de refundar la democracia, sino de fortalecerla, no de pensar en reformas, sino de ampliarla», señalan unos. «Lo que se intentará el 13 de agosto es crear las condiciones de un nuevo Gobierno, un mensaje que así dicho puede generar rechazo o más interrogantes, debido al gran pesimismo que rodea al ejercicio de los cargos públicos, por lo cual es necesario volver a invocar ideales supremos, para unir a los argentinos antes de que decidan su voto», indican otros.
«Del Gobierno al voto, de la democracia a la participación, y viceversa», el desafío será que «el votante elija y lo haga convencido de que su decisión será determinante de todo lo que ocurra en adelante, para bien o para mal,» porque aunque «el mundo se haya distraído con acontecimientos como la guerra», «las crisis humanitarias» o «el avance de la tecnocratización», sigue esperando que «los argentinos estén a la altura de cumplir con sus obligaciones internas y externas para salir del déficit» y «volver a la senda del desarrollo», asumen.
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