Gustavo Valdés confirmó en trascendidos a Infobae las aspiraciones que EL LIBERTADOR reflejó en su edición del 17 de mayo: presidir la máxima autoridad del partido centenario, lugar que hoy ocupa Gerardo Morales.
Según confirmaron desde su entorno, Valdés expresó su deseo de suceder al gobernador de Jujuy en el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, discusión que se plantearía formalmente después del 13 de agosto, con los resultados de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias a la vista, como primer puntapié, y que terminaría de plasmarse cuando se conozca al ganador de las generales.
El Gobernador correntino es el único que se mantuvo neutral en la interna de Juntos por el Cambio, pese a haber sido uno de los participantes de la foto con Patricia Bullrich en la Fiesta de la Vendimia. Durante la etapa de cierre de listas fue uno de los radicales que sonaban para integrar una fórmula mixta con los presidenciables del PRO, pero desistió.
Dentro de la UCR, algunos radicales califican de aún «ridículo» e «inoportuno» hablar de la disputa por el Comité Nacional de la UCR que se dará recién en diciembre. Otros, en tanto, intentan instalar una cuenta simple: si Rodríguez Larreta gana las Paso, lo natural será que Morales revalide su liderazgo. Pero en el «ala dura» también hay candidatos para pelear por el Comité Nacional. Aquellos radicales que se sumaron a las listas de Bullrich también aguardan con entusiasmo la posibilidad de ganar las Paso y fortalecerse dentro de la UCR.
En concreto, no es la primera vez que Valdés quiere quedarse con la presidencia. Lo intentó en 2021. Armadores históricos del radicalismo recuerdan que todos los delegados del Comité pueden llegar a presidirlo, con apoyo suficiente.
En las últimas elecciones del Comité Nacional presentó lista de unidad, es decir, se lograron acuerdos previos para evitar una pelea voto a voto. En el entorno de Valdés reconocen que el mandatario debe conseguir apoyos de cara a diciembre. Sin embargo, el planteo prematuro de su postulación generó desconfianza entre los históricos dirigentes: «Jugó a Corea del centro, perdió protagonismo en el armado electoral nacional y ahora quiere subirse al escenario», opinan.
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