Los resultados de las elecciones del domingo 13 en favor de Javier Milei catapultaron la reflexión de especialistas de todas las áreas de las ciencias humanas en búsqueda de comprender un fenómeno identificado en torno a dos ejes en común: la resignificación de la idea de libertad y su origen en un nicho político que crece a expensas del macrismo y del kirchnerismo.
Lejos de atribuirlo al protagonismo con que unge el escenario electoral al candidato libertario desde las Paso, desde distintos puntos de vista, coinciden en que su verdadero origen data de la crisis económica de 2008, ligada al campo, la cual se, según los especialistas, se administró sin resolución y generó un proceso sostenido de desafección política.
Algunos de los más claros en su interpretación, el sociólogo Pablo Semán y la antropóloga Sofía Servián subrayan que el despegue electoral de Milei no puede ser asociado con la crisis de 2001, a la cual se suele definir como la crisis «antipolítica» y remarcan que el origen del grupo etario más afectado a él siguen siendo los jóvenes que votaron por primera vez, nacidos entre 2007 y 2008, los cuales -ilustran- han crecido en una sociedad carente de las huellas y los beneficios del empleo privado formal y en una economía que nunca tuvo una inflación menor al 20 por ciento anual.
UNA CAMPAÑA
SIN EXPLICACIÓN,
CONTRA LA MONEDA
NACIONAL
El sociólogo Javier Auyero y la antropóloga Sofía Servián, autores de Cómo hacen los pobres para sobrevivir (Siglo XXI), un trabajo que aborda cómo las personas, solas o en grupo, dan sentido y lidian con la desigualdad y la destitución, interpretan al voto de las Paso no sólo como un «voto económico» o «voto bronca», sino también como un «voto hastío».
Los especialistas remarcan que el voto de las Paso fue un sufragio directamente vinculado al impacto de la inflación y de la crisis económica, principalmente, sobre el acceso a alimentos de la canasta básica.
Auyero y Servián subrayan que este voto expresó, eminentemente, la realidad de los jóvenes «sin plan social», pero también la de los adolescentes jóvenes que trabajan en comercios y asisten a la universidad pública, sin poder irse de la casa de sus padres, entre quienes La Libertad Avanza «logró generar un discurso que permea» pese a que su meta final se dirija a «perjudicarlos con sus políticas».
La respuesta a este voto en apariencia contradictorio, para Servián, se encuentra en el «abandono del territorio» por parte de los partidos políticos y en el clima «sin propuestas» sumergido a una «publicitada dolarización», es decir, en una campaña sin explicaciones y directamente en contra de la moneda nacional.
SIMPLIFICACIONES
NO ACERTADAS
Los especialistas señalan que para entender este fenómeno, además, es necesario que las personas interesadas en comprenderlo lo hagan a través de representaciones mejor definidas, y no desde «la más instalada», que define a estos votantes sólo como un «sub 20» con «discursos incendiarios».
El sociólogo y antropólogo Pablo Semán, estudioso de las primeras manifestaciones masivas antikirchneristas de noviembre de 2012, asegura que detrás de este fenómeno también existe un condimento de religiosidad y del impacto de la pandemia en la juventud en los barrios.
El especialista opina que los bloqueos y el control estatal en la expansión del Covid-19 fueron el escenario ideal para el nacimiento de lo que bautizó como «el mejorismo», lo que define una nueva idea de que el progreso personal es posible porque se basa en el esfuerzo individual más allá del alcance del Estado y de la «casta política».
Semán insiste en para comprender a estos votantes, es preciso no estigmatizarlos y comprender en su complejidad.
El especialista, asegura que tanto el esfuerzo individual, como la crítica al Estado y a «la casta» son «motivos sagrados» para «la acción social» de esta franja de votantes.
TRES «PÚBLICOS»
DESENCADENANTES
DEL «MILEÍSMO»
El sociólogo Pablo Semán, además, distingue tres momentos que, según sus investigaciones, han generado el núcleo de votantes que el domingo 13 pasado inauguró el nuevo escenario de tercios argentino.
«Un primer público integra dogmáticos antiprogresistas casi calcados de las fuerzas neo reaccionarias que triunfan en varios países del mundo. Un segundo público surge del proceso en que se suceden el triunfo y la derrota de Macri, la pandemia y la aceleración del proceso inflacionario se suman y masifican desde una experiencia social que no opone la calle y las redes: las integra. El tercer público que consolidó su masificación se forjó al calor mismo del actual proceso electoral por la presidencia», explica sobre la conformación variopinta de ese 30 por ciento, en la búsqueda de los «motivos sagrados».
Los «mileístas», «¿qué entienden por libertad?», interroga el investigador: «El rechazo a un Estado que existe más en su ineficiencia que en su alcance y a las regulaciones, tan presentes durante la pandemia y que afectaron a la gran masa de trabajadores informales que no tuvieron los beneficios del asalariado. Pero también libertad ante la estigmatización y las acusaciones con las que se cuestiona su voto», arriesga.
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