Por estas horas, Kuarahy (Sol) y Yasí (Luna) son testigos desde el Ara (cielo, día), junto a Tupá (dios), del paso que deleita hasta a los observadores más curiosos que visitan la Yvy mara ney (Tierra sin Mal).
Innumerables especies de aves, como el ñandú, el famoso yetapá de collar, el capuchino Iberá y la monjita blanca, revolotean frente al avistaje en el portal que se abre de par en par las 24 horas del día a las maravillas de los esteros.
Aquí, donde la naturaleza celebra un hogar sin horizonte, el senderismo (con o sin guía), las cabalgatas al refugio Lechuza Cuá y los paseos en bicicleta, confluyen con el astroturismo y experiencias tradicionales de sabrosa gastronomía de la mano tendida y generosa de los pobladores y originarios del Iberá.
Para llegar hasta este lugar, es preciso primero recorrer 190 kilómetros desde la ciudad de Corrientes, tomar la Ruta Nacional N° 12, luego la Ruta Nacional N° 118 y finalmente la Ruta Provincial N° 6 hasta Concepción de Yaguareté Corá, y desde allí, recorrer 27 kilómetros de camino de ripio y de tierra.
La entrada al Portal Carambola es inconfundible. Este paraje, que por momentos parece irreal, combina la belleza natural del Parque Nacional y el Parque Provincial, la vida silvestre y la cultura en su estado más puro.
El Portal Carambola cuenta con un camping gratuito, con cuatro quinchos con parrilla, mesas y bancos, plataformas para el armado de carpas, baños públicos con duchas con agua caliente. Aún no cuenta con agua potable. Pero es digno de servicios básicos de altísima calidad para disfrutar de las noches estrelladas en el interior del parque Iberá.
En Carambola el turismo de naturaleza es la actividad principal. Día a día, desde el Camping Carambolita parten las caminatas hacia senderos interminables.
En todas ellas, la experiencia de los pobladores del estero es ofrecida como un fruto maduro, nutrido por generaciones de paisanos originarios sumergidos en la observación de la flora y la fauna silvestre.
Los senderos no sólo se atraviesan a pie. También pueden ser cabalgados, o recorridos en canoa a botador o tirada por caballos.
Junto a ellos, los paseos y las travesías en kayak, en lancha o en bicicleta, que se combinan con meriendas al atardecer en las que se abre paso el astroturismo.
UNO DE LOS
MEJORES CIELOS
DEL MUNDO
Orgullo correntino, el parque Iberá ha sido certificado como Reserva y destino Starlight, una distinción que se otorga a los cielos con menor contaminación lumínica del planeta.
Para destacarlo, monitores Starlight ofrecen distintas experiencias de astroturismo que despliegan actividades abiertas en los Portales Carambola, San Antonio, Laguna Iberá, Cambyretá, Río Corriente, y en las localidades aledañas al parque como Mantilla, Bella Vista, Isla Apipé, entre otras.
Se trata de experiencias únicas y diversas, en la que cada guía ofrece un relato y una puesta en escena diferente para contar y transmitir la magia del cielo del Iberá, mixturando ciencia con historia, leyendas con gastronomía y la mítica cosmovisión guaraní.
Relatos que emergen en la noche oscura, sin luna, y cerca de los cuerpos de agua, ante el esplendor de la Vía Láctea a ojo desnudo (sin instrumentos de observación), o para dejar un registro imborrable con una fotografía de una de las mejores postales nocturnas del planeta.
Los guías cuentan con sus propios elementos de observación: telescopios, binoculares y puntero láser.
Algunas experiencias comienzan al caer el sol, donde los tonos anaranjados, rojizos y amarillos inundan el cielo del Iberá. Unos instantes más tarde, el paisaje se pinta de rosado y una pequeña línea de distintos tonos de azules se abre a la contemplación.
La Hora Dorada y el Cinturón de Venus, momentos efímeros, únicos, irrepetibles, poco a poco, ilustran un tesoro habitado por una colección infinita de estrellas.
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