El juez de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti cuestionó al presidente del tribunal, Horacio Rosatti, por un discurso pronunciado el pasado martes en la Universidad de Lomas de Zamora, que fue interpretado como un guiño al candidato Sergio Massa.
La interna surgió en medio del rompimiento de Juntos por el Cambio, en el que Patricia Bullrich anunció que apoyará a Javier Milei en el balotaje, mientras todavía se esperaba la resolución de los radicales.
«Existen mensajes de mucha preocupación tanto desde el interior de esta Corte Suprema, como del resto del Poder Judicial, así como de diversos sectores de la población que han publicado sus opiniones», advirtió Lorenzetti, en una nota remitida a sus colegas de la Corte.
DE PUNTA
«Si la impresión de los ciudadanos es que la Corte tiene una inclinación partidaria, pierde totalmente su credibilidad», advirtió Lorenzetti.
En ese contexto, destacó que las expresiones de Rosatti no son representativas de una postura común del máximo tribunal pues no fueron previamente consensuadas.
«A pesar de que el Presidente debería representar a la institución con acuerdo previo, no es el caso y no la representa», embistió el ex presidente de la Corte durante más de una década.
Rosatti se había esperanzado en que «la etapa que se inaugura ahora marque un camino de unidad».
El candidato a presidente Massa anunció su decisión de, en caso de ser electo presidente, convocar a un gobierno de «unidad nacional».
«Los jueces deben abstenerse de opinar, sugerir o dar la impresión de que hay alguna inclinación que afecta su imparcialidad. (…) La repercusión de estas declaraciones ha sido profundamente negativa», insistió.
El enfrentamiento entre Rosatti y Lorenzetti es antiguo e indisimulable. «Esa postura de inclinación hacia un sector, que va cambiando según los tiempos, se ha repetido y por eso estimo que ha llegado el momento de expresar un criterio, porque no se puede volver tolerable lo que según el derecho debiera ser intolerable», reclamó Lorenzetti.
Por eso, pidió a sus colegas aprobar una Acordada para adherirse al Código de Ética Iberoamericano, que «exige imparcialidad, moderación y prohíbe participar en actividades políticas».
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