La inestabilidad meteorológica y la crecida de los ríos continúan causando inconvenientes en la provincia. Específicamente en la Capital, ayer ráfagas de viento a primera hora de la madrugada hicieron volar el techo de un edificio de alquiler y varios barrios fueron afectados por un olor nauseabundo que estuvo durante varias horas en el ambiente, debido a la altura del Paraná, entre otros factores.
El hecho más impactante sucedió en ese inquilinato ubicado sobre la calle Saavedra al 1.400, en el barrio Antártida Argentina, cuando el viento arrancó completamente el techo de chapa del edificio, lo que obligó a desalojarlo en plena tormenta.
Lo llamativo fue que el viento registrado por la estación meteorológica del Instituto Correntino del Agua y el Ambiente (Icaa) llegó a 33,8 kilómetros por hora, una velocidad moderada que no debería causar mayores inconvenientes en estructuras correctamente construidas y mantenidas.
A partir de esta situación quedaron bajo la lupa propietarios de algunos edificios de alquiler que están en mal estado y aún así se siguen rentando, a precios bien altos, sin tener en cuenta la seguridad de los inquilinos, como se desprende de testimonios recabados por el comunicador de exteriores de LT 7 Radio Provincia de Corrientes, Roberto Ojeda.
NAUSEABUNDO
Por otra parte, vecinos de distintos puntos de la ciudad reportaron desde la noche del domingo, a través de las redes sociales, un olor nauseabundo «a cloaca» en el ambiente.
Sobre el motivo de esta situación que causó malestar, especialistas en cuestiones hídricas y de infraestructura comentaron a EL LIBERTADOR que podría estar relacionado con la crecida del río Paraná, que al cierre de esta edición había empezado una lenta baja, con 6,97 metros, saliendo de la marca de evacuación de más de 7 metros en la que estuvo varios días en el puerto capitalino.
Los entendidos en la materia especulan que, como muchos de los líquidos cloacales que se producen en la ciudad de Corrientes van al río, la crecida pudo haber saturado los ductos de las cloacas y eso provoca emanación de gases con mal olor.
La empresa Aguas de Corrientes, que tiene la concesión del servicio cloacal, confirmó a este diario que el mal olor se debió a la crecida que hace más lenta la descarga de los líquidos cloacales, sumado a las lluvias y al calor. De todas maneras, aclaró que no afecta la calidad del agua potable, ya que hay protocolos para cada etapa del río: crecida o bajante.
El aroma pestilente se reportó en áreas que están cerca del río, como los barrios Arazaty, Cambá Cuá, La Cruz, San Benito, Bañado Norte y parte del Centro.
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