El diputado nacional, Manuel Aguirre, entrevistado por EL LIBERTADOR, llevó a cabo un análisis del escenario post-electoral que encontrará al radicalismo en el Congreso nacional, destacó la diversidad de respaldo que obtuvo La Libertad Avanza, liderada por Javier Milei, atribuyendo su éxito a un hartazgo generalizado y cansancio de la población ante la situación del Estado.
Aguirre reconoció el mérito de Milei, aunque se mostró preocupado por los límites que imprimirá a su gobernabilidad que los partidos aliados en el frente liberal-libertario hayan obtenido sólo poco más de treinta representaciones, entre noventa y cien voluntades menos de las que requiere la Cámara baja para alcanzar quórum.
Por otra parte, Aguirre, adelantó que el bloque radical, con veintitrés diputados, busca analizar racionalmente sus alianzas, mostrando una posición neutral y republicana frente al nuevo gobierno.
Así se desarrolló parte del diálogo.
¿Qué lectura ha hecho del desenvolvimiento del Congreso nacional tras los resultados de las elecciones presidenciales?
-La verdad es que la gente se cansó, estaba muy cansada, y no daba más de ver la manera en la que se encontraba el Estado. El punto que determinó la elección es, precisamente, la situación en la que se encuentran las cuentas públicas y el uso que se le da al dinero público. Lógicamente, a esto, la gente lo entiende como un proyecto político que iba a perder. No quiero desacreditar, con lo que estoy diciendo, el mérito que tiene Javier Milei de los resultados que logró La Libertad Avanza, pero la gente tenía entre cinco y cuatro candidatos que estaban señalando prácticamente lo mismo, y de ese número, se fue reduciendo, hasta que quedaron menos, y ese margen se fue volcando, progresivamente, hacia la candidatura de Javier Milei. ¿Qué quiero decir con esto? Que el respaldo que tiene La Libertad Avanza es diverso, que eso, si bien en las elecciones, y mucho menos en elecciones de segunda vuelta, puede no ser tan claro, en el Congreso lo es. Y eso también se ve en el recinto, esa diversidad, que coincide con ese hartazgo, porque todos estábamos cansados de todo eso.
¿Cuál es el eje de la discusión en el Congreso?
-Lo que nos preocupa hoy a los diputados que formamos parte de las fuerzas de oposición es que Javier Milei tiene solamente un puñado de diputados, no tan pocos, más de treinta, treinta y seis o treinta y siete, a los que puede agregar el apoyo de las fuerzas que integran Juntos por el Cambio, y llegar hasta ochenta, o un poco más, pero para tener quórum en la Cámara baja, que es la más numerosa, necesita como base cuando menos ciento treinta voluntades. A esto lo vengo señalando hace ya bastante tiempo, de hecho, ya lo hemos comentado en varias oportunidades. El problema es la gobernabilidad. En la Cámara de Senadores, tiene siete legisladores, y aunque ese recinto es muy diferente al de Diputados, el escenario es parecido. Nuevamente, lo que se plantea como desafío es el consenso, en esta diversidad de fuerzas que representan el voto y la expresión de hartazgo.
Prevalece la sensación de hartazgo
Como señala, el escenario de tercios proyecta un terreno diverso.A pocos días de la asunción del nuevo presidente, lo que ocurre es que lo que está en análisis es la responsabilidad de Javier Milei que, a partir del diez de diciembre, tiene que gobernar. Me refiero a que considero que todo se va a desarrollar normalmente, es decir, no estamos ante un escenario como se ha visto en otras etapas del país, en las que la presión sobre quienes ejercen los cargos públicos era tan grande que los obligaban a renunciar. Creo que, pese a que la gestión de Alberto Fernández fue pésima, nadie lo obligue a hacerlo, o él se despegue del mando presidencial antes de tiempo. De hecho, la transición ya comenzó. No es nada extraño, porque lo que prevalece, en la actualidad, y esto es muy importante decirlo, a cuarenta años de la democracia, es el respeto por las instituciones que nos representan. En ese sentido, han madurado, se ha madurado, como sociedad, y las fuerzas políticas también reflejan ese punto. Más allá de eso, no tengo certezas de lo que vaya a pasar en cuanto a política de alianzas, dentro o fuera del recinto legislativo, siempre teniendo en cuenta que lo institucional es una cosa, y las alianzas partidarias otra, muy distinta.
Encarnar alternativas
¿Cuál es el planteo del bloque radical?
-Nosotros, el bloque radical que integro, tenemos veintitrés representaciones, bancas, dentro de la Cámara de Diputados. Somos veintitrés diputados, en total, que nos acompañamos, mutuamente, y respaldamos iniciativas en conjunto. Y nuestra posición es, fundamentalmente, analizar nuestras alianzas racionalmente, es decir, si conviene para el crecimiento del radicalismo acompañar o no las posiciones que se presenten al radicalismo. No vamos a hacer una locura, eso está claro. La posición que sostenemos es muy parecida a la que se ha adoptado como posición ante las elecciones de segunda vuelta: «la neutralidad», y «colaborar republicanamente», con las iniciativas del Gobierno electo. Los diputados, los senadores y los gobernadores, decidimos ingresar a ese espacio, y no hacerlo en La Libertad Avanza, teniendo en cuenta que lo que tenemos enfrente, ante el cambio de autoridades, es justamente eso, nuevos nombramientos, y decisiones que debemos adoptar en conjunto. Esto es muy importante, debido a que nosotros mantenemos nuestro posicionamiento frente a lo que cada radical decida hacer a título individual, como lo hicimos a través del Comité nacional frente a las elecciones de segunda vuelta hacia los votantes. Nosotros no compartimos las ideas de Sergio Massa, que se va, ni las de Javier Milei, que ingresa. Nosotros sugerimos libertad de hacer, de votar, y consideramos en que es preciso comenzar a encarnar alternativas.
«Trabajamos para que surja un nuevo radicalismo»
¿El voto ha subsanado las diferencias entre dirigentes del Interior y de la Capital?
-En ese orden, nosotros somos oposición, y hay otros diez radicales, que se nos están sumando, que son los legisladores de Evolución, que encabeza Martin Lousteau, quien, por el momento, desde ese sector, aparece como alguien con aspiraciones de presidir la Unión Cívica Radical. A todo esto, lo estaremos evaluando luego de la asunción de las nuevas autoridades. Me refiero a la amplitud de las decisiones que adoptará el radicalismo. A corto plazo, vamos a formar un bloque más numeroso y sólido. Estamos trabajando para la unidad, y para el surgimiento de un nuevo radicalismo. Debemos evaluar por un candidato a presidente para la Cámara de Diputados de la Nación, pero más allá de eso, pensamos que quien ocupe ese cargo debe favorecer al surgimiento de un nuevo radicalismo para que lleguemos en 2027 con un candidato a presidente propio, nuevo, y fortalecido, que enaltezca los valores que hemos señalado que no han sido honrados en este acto electoral.
¿Cuáles son las metas del «nuevo radicalismo» a corto y mediano plazo?
-Para los radicales, a corto y mediano plazo, lo importante es enlazar estrategias para consolidar iniciativas en los cuatro poderes en los que tenemos representaciones consagradas por el voto, como las cámaras de Diputados, las de Senadores, las gobernaciones, y también en el Poder Judicial, para crear una base suficientemente seria para trabajar en conjunto con el Gobierno electo y el nuevo Gobierno, y seguir con seriedad el trabajo que proponga el equipo del presidente electo Javier Milei. Lo que debemos saber es que si se presenta algún proyecto es importante que desarrollemos programas de gobierno y saber que para la ejecución de los mismos debemos estar unidos. Seguramente esto resultará en un desafío determinante de la gestión que ingrese, y debemos hacerlo. En otras palabras, será mejor enfrentar este desafío juntos que separados.
¿El «nuevo radicalismo» implica la disolución de Juntos por el Cambio?
-Seguramente, en la Cámara de Senadores y en la Cámara de Diputados haya cambios con respecto a lo que fue Juntos por el Cambio. De hecho, la Coalición Cívica ya se fue de la alianza, y el radicalismo, en la misma medida, o en otra, deberá armarse por su cuenta, hacer sus armas, para encabezar un proyecto político en las próximas elecciones.
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