El juego y las apuestas online se apoderaron de la vida cotidiana de los adolescentes y muchos padres advirtieron su preocupación ante un uso y abuso a través de las distintas plataformas. De acuerdo con lo que se pudo conocer, la inquietud se daría ante la utilización desmedida de dinero y tarjetas de crédito.
Al parecer, el flagelo se habría advertido en ámbitos escolares y clubes donde los chicos utilizan el tiempo libre en ingresar a estos juegos online y realizar apuestas.
En diálogo con EL LIBERTADOR, la licenciada en Psicología (MP 492) e integrante del Centro de Salud Mental Panacea, María Manonelles, se refirió al tema y brindó algunos conceptos.
«Hemos tenido ciertas consultas de padres con esta inquietud, con este llamado de atención en las escuelas. Si bien luego en nuestra experiencia no se han sostenido, no han prosperado como para que continúe un tratamiento», señaló.
Es así que describió: «Lo complejo en relación a cuando se da en la etapa adolescente es por ahí cierta dificultad para la limitación del uso de los dispositivos, en cuanto a la toma de conciencia de los daños y los riesgos de este tipo de plataformas de juego virtual, donde al tener el acceso, por ejemplo, a cuentas de Mercado Pago, que los padres facilitan como para una gestión más fácil de actividades cotidianas, termina generándoles una complicación porque los chicos no tienen la conciencia del cuidado del recurso, lo que genera que hagan un uso y un abuso de estas situaciones en este tipo de plataformas virtuales de dinero».
La profesional explicó que al ser un cerebro que todavía no está desarrollado del todo, no puede utilizar todas las herramientas, es una etapa donde además hay características muy fijas, como es la omnipotencia, la rebeldía, que también son factores de riesgo para estas situaciones.
«Los adolescentes en una situación de juego virtual terminan entrando en un circuito compulsivo de omnipotencia, donde intentan ganarle a la máquina, donde creen que la próxima vez sí les va a salir bien, donde ponen en juego una fantasía de poder, donde creen que están desplegadas sus habilidades, su capacidad para poder ser buenos en algo, para poder ser más inteligentes, se pone también ahí en juego la cuestión de la competitividad».
CARACTERÍSTICAS
De acuerdo con lo que precisó, hay numerosas características de la adolescencia que combinadas con este contexto son complicadas y los ponen en riesgo.
A esto consideró que «estos tipos de plataformas están configuradas de una manera tal de generar un circuito adictivo, también lo forman parte de las plataformas como Tik Tok y de redes sociales que están pensadas con algoritmos que están estudiados para generar una conducta adictiva».
Continuó: «Por lo general genera que el chico simplemente apriete un botón y dé el ‘ok’, entonces no hay una tangibilidad de lo que puedo o lo que no puedo, no es como el casino que yo me voy y se me termina el billete, se me termina la plata y no puedo comprar más, sino que al ser un dinero virtual, donde se puede pasar hasta una tarjeta de crédito sin llegar a quedar sin fondo una cuenta, no hay posibilidad de la tangibilidad del límite».
Finalizó asegurando que, en estas situaciones se sugiere acompañar al chico, pedir ayuda terapéutica, hacerles tomar conciencia del riesgo, para que pueda renunciar y aceptar, permanecer sin esa fuente de bienestar o de adrenalina y que pueda también encontrar otras actividades.
¿Nueva epidemia virtual en los chicos?
La problemática se está advirtiendo en adolescentes con cierto poder adquisitivo o bien, en líderes que generan influencia y cierta extorsión en otros más vulnerables.
De acuerdo con lo que explicó la psicóloga consultada, María Manonelles en realidad en ciertos casos se puede hablar de adicciones.
«Para que se considere una adicción, se trate de un juego virtual o de un juego en el casino, Candy Crush en el celular, o mirar videos en Tik Tok, tiene que ser algo que la persona no lo pueda manejar, que capte el completo interés de la persona, que le genere cierto daño o cierto conflicto en otras actividades, ya sea la interacción con la familia, con los pares, ya sea con la escuela, es ahí donde hay un interés que prevalece por sobre otro y que eclipsa otras obligaciones o partes importantes de la vida de la persona, ahí sí estaríamos hablando de un abuso que puede considerarse ya, un tipo de adicción».
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