Uno de los líderes sindicales que marchó ayer llamó a «voltear» el «mega decreto» de Milei. Al hacerlo, reveló la estrategia que aplicarán los sectores kirchneristas para confrontar contra un Presidente que está dispuesto a ir a fondo. El protocolo anti piquetes evitó el corte del tránsito en la zona del Congreso y permitió la movilización. Queja de los referentes de izquierda por la no presencia de la clase política. Entretanto, la ley ómnibus para las extraordinarias fue enviada por el primer mandatario. La Justicia rechazó la precautelar contra el DNU. Todo está por verse, recién son 18 días de gestión.
02-POLITICA 03-POLITICA-4Hay que voltear el DNU en la política, la Justicia y la calle». De esta manera se expresó uno de los referentes de la Confederación General del Trabajo (CGT), Héctor Daer durante la jornada de protesta que se realizó ayer en los alrededores del Congreso de la Nación, en lo que fue la primera movilización sindical en la era Milei.
Quedó en claro que la idea es presionar por todos los andariveles posibles desde el núcleo que perdió contra La Libertad Avanza y se opone a la avanzada oficial en cuestiones de fondo social, institucional y económico.
La declaración de Daer ante la prensa, secundado por Pablo Moyano, no hizo más que revelar el «plan de lucha» del kirchnerismo, basado en sostener el conflicto para poner a prueba las distintas medidas del nuevo Gobierno (recién van 18 días de gestión), saliendo a las calles en sus distintas variables de choque para tensar la cuerda con el protocolo anti piquetes activado.
Primero, fueron los grupos de izquierda y las organizaciones sociales. Después, algunos «cacerolazos», que poco habrían tenido de espontáneos; y este miércoles, fue el turno de los gremios, acompañados de los piqueteros.
Una jugada de varias movidas que, por el momento, tiene al justicialismo orgánico en la gatera. Los operadores judiciales y legislativos del partido de Perón están a la orden del día. Son conscientes de que se trata de una maniobra que contempla estrategias que pueden resultar extemporáneas, en el sentido de que los tiempos que se manejan en las distintas órbitas no tienen nada que ver con las demandas de la gente. Por ejemplo, en la Justicia (ver recuadro), una arremetida podría demorar años. Y en lo parlamentario (ver nota aparte), hay plazos establecidos que se deberán cumplir.
Por lo demás, la propia Cristina no está convencida. En los hechos, factura a la conducción del bloque en la persona de José Mayans la tremenda derrota legislativa que le hizo perder la llave del Senado. Su posición era otra, pero no pudo imponerla dentro del propio bloque, con algunas voces de La Cámpora o del propio kirchnerismo -como la Senadora mendocina o la bonaerense- que están más cerca de las posiciones extremas que impulsa Máximo.
A la hora de la verdad, es cierto, Cristina impone su voluntad, al menos en su espacio, que ya no es lo mismo que decir en un bloque partido en tres, en el cual Wado de Pedro juega con cultivado perfil bajo, quizás porque considera que es un jugador de segundo tiempo, luego que decanten los primeros meses.
UN ELEMENTO CLAVE QUE NO TIENEN EN CUENTA
Más allá de la estocada que puedan dar en términos de opinión pública, los opositores más recalcitrantes no están teniendo en cuenta varios puntos clave que tiene en cuenta Javier Milei en su línea de pensamiento y de acción.
Una de ellas, quizás la más evidente, tiene que ver con el apoyo social que tiene el libertario y la aceptación de la ciudadanía a sus ministros. El 56 por ciento de los votos, siendo el Presidente más votado de la era democrática, no puede obviarse. Y, de hecho, el acompañamiento a muchas de sus medidas por la gente en general, que se manifiesta alejada de las prácticas políticas tradicionales.
Otro ítem, el más importante, está directamente relacionado con la forma de ser del primer mandatario. Es una figura exógena a la política tradicional, detalle clave que tiene a los argentinos embelesados y, por ende, no piensa actuar como tal.
Va sobre el hecho consumado, sin nada que perder. No piensa en las formas ni en los favores, sólo en alcanzar su objetivo. Está convencido de que fue elegido por la gente para cumplir una meta histórica, y así lo hará, más allá de los conchabos e intentos desestabilizadores que puedan planificarse desde otros sectores.
Este es su trabajo, el de Presidente y así lo ve. Considera que esta es su misión. Si le sale bien, lo cual no será fácil, podría ser reelecto. Aunque tiene en claro que lo suyo son estos cuatro años.
Recuerda la máxima de Carlos Menem, que hay que gobernar no para las próximas elecciones, sino para las próximas generaciones, y no le importa pagar los costos políticos que sean necesarios.
A ello se atribuye la decisión de estar en la sede del edificio de la Policía Federal, al mando del conjunto de fuerzas movilizadas el día de la primera marcha, con la orden de reprimir si fuera necesario. O la presencia en la elección de Boca, aún sabiendo que se perdía o podía ser abucheado.
Podría decirse que hasta le gusta ir al frente.
Corrillos legislativos
Los representantes de Unión por la Patria en las cámaras del Congreso de la Nación se encuentran inmersos en una «guerra fría» respecto a los pasos institucionales que debe cumplir el DNU, con la Comisión Bicameral en el ojo de la tormenta y con las posibilidades que pudiera obtener el oficialismo de lograr voluntades que apoyen la desregulación económica pretendida. A la vez, hacen lo propio con el temario de extraordinarias. Saben que perdieron todos los espacios clave del Senado, por lo que buscan sostener su fortaleza en Diputados, donde Martín Menem confía en apoyarse sobre los radicales y el PRO para poder debatir con ciertas chances de lograr buenos resultados en temas urticantes incluidos dentro de la «ley ómnibus» (ver más en contratapa) que ayer envió el Ejecutivo a las cámaras.
«Dónde están los dirigentes de Unión por la Patria»
La movilización de las bases obreras, tal como se denominan en la Confederación General del Trabajo (CGT) mostró una importante convocatoria, la cual también contó con el apoyo de organizaciones sociales, grupos de izquierda y piqueteros.
Curiosamente, esta marcha también permitió poner ante los ojos de la sociedad las bondades del protocolo anti piquetes. Más allá de la cantidad de personas abarrotadas frente al Congreso, no hubo que lamentar desmanes ni interrupciones considerables del tránsito. Las fuerzas del orden hicieron su trabajo y los manifestantes, valga la redundancia, se manifestaron.
En todo este marco, y a pesar de la amenaza de Daer (ver nota principal), quedó en la picota la momentánea pasividad de la clase dirigente. Esto fue expuesto por Juan Grabois. El polémico personaje kirchnerista fue tajante al tener la oportunidad de hablar con la prensa.
«Acá se está atentado contra las facultades del Congreso. Veo al movimiento obrero movilizado, al igual que a los movimientos sociales, pero la política dónde está. Dónde están los partidos que integran Unión por la Patria. Dónde está el presidente del PJ, ex presidente de la Nación (Alberto Fernández). Dónde está nuestro candidato al que voté, Sergio Massa. Dónde están los senadores y diputados que tienen que venir a dar la cara junto a los trabajadores», esbozó para el aplauso de los presentes. Y ante el reclamo de algunos manifestantes sobre la no participación de la ex Vicepresidente, aclaró: «A Cristina le hago la excepción porque le pusieron una pistola en la cabeza».
Ofensiva en el ámbito judicial
Las acciones que hasta el momento se aplicaron no obtuvieron los resultados esperados. Una de ellas, quizás la más elocuente, el rechazo al recurso presentado por la CGT contra el «mega DNU» presidencial.
La Justicia no hizo lugar a la precautelar de la CGT contra el DNU de Milei por una simple razón: porque todavía no entró en vigencia. El decreto recién se activará el viernes 29.
El juez Laboral, José Ignacio Ramonet sostuvo que en el decreto no hay «razones graves y objetivamente impostergables» para suspenderlo. Le dio al Gobierno tres días para que responda el amparo.
En esto es necesario recordar que los tiempos de la emergencia económica y social no admiten, en el pensamiento presidencial, demoras. Hay que actuar y rápido, para ver resultados que eviten que decaiga el apoyo social.
Lo concreto es que los tiempos de la economía no tienen nada que ver con los de la política o los de la Justicia.
Desde el retorno de la democracia, nunca se ha volteado un DNU. Milei apuesta a demorar todo lo posible el tratamiento y de operar para que al menos una de las cámaras lo apruebe.
Sabe de las necesidades de los gobernadores, a quienes está dispuesto a hacerles sentir el rigor de las acuciantes urgencias financieras. Es consciente de que intertanto las normas del DNU irán teniendo vigencia práctica, por lo que apuesta a que -por la vía del hecho consumado- vaya cimentando el camino a recorrer.
De última, la bala de plata: el plebiscito, que cobraría forma si es que con la aplicación de las medidas logra lo que piensa, que es una baja abrupta y progresiva de la inflación.
Incluso así, hay una variable -de las tantas que hay- que parecieran no tener en cuenta los de la oposición filo kirchnerista. Y tiene que ver con que los tiempos de la Justicia no son los de la política ni mucho menos los de la economía.
Llegar a un fallo de la Corte Suprema lleva mucho tiempo y que el mismo sea efectivamente aplicado también es otra historia. Mientras tanto, el DNU rige.
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