Desde la Estación Experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) en Bella Vista, su director, Federico Caniza compartió con EL LIBERTADOR un relevamiento de los daños sufridos por el tornado que tuvo por epicentro la ciudad de Bella Vista el pasado 29 de diciembre, y alcanzó al establecimiento ubicado a nueve kilómetros de la misma.
«El panorama es totalmente desolador; cuando uno ve el impacto por una fotografía, no imagina que tan destructivo es«, expresó.
La estación perdió el 100 por ciento de los invernaderos con ensayos y de las unidades de producción hortícolas, así como la mitad del banco de yemas de cítricos que se encontraban en viveros de aluminio, los cuales se destruyeron totalmente, y la mitad de los clones de eucaliptos, cuya madera deberán vender.
«Así como nosotros, tenemos un centenar de productores que tienen, como mínimo, voladura de todos sus techos, y otros con una pérdida total de estructura», comentó Caniza.
Señaló que el daño se focalizó en la ciudad de Bella Vista, con extensión hacia Lomas Norte y Tres de Abril. Sin embargo, en Colonia Progreso y Desmochado se registraron daños menores, por lo que una parte de la zona productiva en el departamento seguiría en pie.
COLABORACIÓN
Hasta ayer, la zona afectaba continuaba sin suministro eléctrico y de agua. «Conseguimos un grupo electrógeno muy chiquitito, pero por lo menos estamos ayudando a la gente de Tres de Abril y sobre todo quienes están más cerca de la Estación Experimental», contó, de esa manera podrán conectar sus bombas de agua y así sobrellevar los días sin servicio.
«Todavía se ve un montón de árboles tirados sobre la línea del tendido eléctrico. La Cooperativa de Electrificación Rural está solicitando colaboración a los dueños de los campos para que ayuden a despejar, para ellos poder dedicarse exclusivamente a replantar los postes y reconectar la luz», señaló.
MANOS A LA OBRA
«Dentro del Inta estamos tratando de recuperar la mayor cantidad posible de invernaderos y hacemos evaluaciones de áreas seguras de trabajo, porque tenemos algunos lugares donde cayeron árboles sobre edificios que ahora están con riesgo de derrumbe», precisó.
El personal que antes se dedicaba a tareas experimentales, hoy está abocado a la limpieza y reordenamiento. «Hoy por hoy, no hay distinción entre peón de campo e ingeniero, estamos haciendo todos los mismos trabajos«, remarcó.
Caniza acotó que cinco de los empleados de la estación, perdieron los techos de sus casas esa madrugada.
RECONSTRUIR
Caniza comentó que, más allá de los costos que lleva la reparación de las estructuras dañadas o el reemplazo de las pérdidas, se enfrentan a la baja o nula disponibilidad de materiales en la localidad, por lo que deben buscar proveedores por fuera.
Sobre el tiempo estimado de reconstrucción, estimó que como mínimo será un año, y será un año y medio o dos para recuperar los costos.
«Este año, nos planteamos como equipo ya en la primera y la segunda reunión, que vamos a hacer ensayos o unidades de producción exclusivamente comerciales, casi sin desarrollo de tecnología o sin ensayar distanciamiento ni demás, con el fin de generar recursos para poder recuperar la infraestructura que se rompió», explicó el director.
PROYECCIÓN
Caniza comentó que, indudablemente, no se podrá producir en igual cantidad a la habitual en la cuenca hortícola, debido a la rotura de los plásticos, así como la disponibilidad y los precios para cambiarlos.
También, porque no se logró cortar el ciclo de cura del suelo, un proceso conocido como solarización que consiste en cubrir el suelo húmedo con plástico transparente delgado durante el verano, a fin de incrementar las temperaturas que permitan destruir a la mayoría de los fitopatógenos, insectos y malas hierbas.
«Probablemente, será un año donde el que produzca bien o mucho, será el que fue menos afectado, y el resto que sufrió el embate de la tormenta, probablemente va a trabajar para pagar un préstamo«, opinó.
«YA ES TODO EL AÑO PERDIDO DE CULTIVO»
En una entrevista con EL LIBERTADOR, el ingeniero agrónomo Ulises Lattar dio su punto de vista como productor en medio de este desolador panorama para el sector.
Es dueño de un vivero ornamental ubicado por ruta 24, kilómetro 44, a la salida de Bella Vista, y contó que el tornado arrasó con toda la estructura de plásticos, postes y hierros.
Tuvo que trasladar las plantas que salvó del destrozo a un galpón donde las conservará hasta poder levantar el invernadero una vez más. «Las cifras serían incalculables ahora, porque todo está preciado en dólares», apuntó.
«Está muy complicado, la mayoría de los productores tienen pérdidas del 100 por ciento», enfatizó.
IRRECUPERABLES
Si bien las estructuras pueden volver a levantarse con un obligado costo millonario por parte de los productores, explicó que se interrumpió el proceso de solarización y, por ejemplo, hay cultivos como los pimientos que «no van a poder plantar a fin de enero o principio de febrero, ya es todo el año perdido de cultivo».
Respecto a los créditos, comentó que se están esperando respuestas y las reuniones entre productores continuarán hasta poder reunirse con las autoridades pertinentes que ayuden a definir y dar una solución a la situación.