La suba del gas preocupa cada vez más. Se registraron tres aumentos en una semana. Largas filas en las distribuidoras y sobreprecios en locales de barrio. Durante la jornada de ayer se registraron fuertes aumentos en la venta de gas envasado. Lo que desembocó en largas filas en las distribuidoras más grandes en busca de precios más baratos.
DISTRIBUIDORA
«El comienzo de año nos recibió con una cachetada», reconoció Victoria quién junto a su familia lleva adelante un comedor ubicado en el barrio Sapucay donde abastecen a 60 familias. Y no sólo ella lo sintió así, sino las decenas de vecinos que hoy amanecieron frente a una reconocida distribuidora de gas en busca de obtener una garrafa al precio más accesible posible.
En una de las principales distribuidoras de la Ciudad el tubo de gas de 10 kilos cuesta 6 mil pesos, mientras que el de 15 kilos a 9 mil pesos y el de 45 kilos a 28.400 pesos. El pasado martes 2, si bien el precio de las distribuidoras era dispar, aún no superaba los 4 mil pesos, aunque ya se registraban lugares en los barrios donde se lo podía encontrar a 10 mil pesos.
En otro de los lugares más solicitados los precios presentan otros montos. La garrafa de 10 kilos está 7.400 pesos, mientras que la 15 cuesta 11.100 y la de 45 vale 27.800 pesos. Esto sin contar el costo de envío que varía en torno a la distancia entre el hogar y la distribuidora. Hay casos en los que este monto supera los 2 mil pesos, que se suma al precio elevado de la garrafa.
EN LOS BARRIOS
Roxana hace cuatro años que está a cargo del comedor Villa Esperanza, ubicado en el barrio homónimo. Este espacio nació durante la pandemia y creció con los años. Con respecto al reciente aumento del gas, señaló: «En nuestro barrio hay lugares donde el tubo de 10 kilos ya se encuentra a 15 mil pesos. Las familias si antes no tenían para pagar cuando el tubo estaba a 3 mil pesos, ahora menos. Está un poco desorbitante el precio ahora. Nosotros hacemos todo a leña o usamos el horno. El comedor ayuda un montón a la economía social de las familias, porque la mayoría tiene más de dos hijos. Hoy no pueden cocinar una comida normal porque te sale como 9 mil pesos y no les alcanza. Estamos en una situación muy complicada sobre todo para la gente humilde».
«Así como la pandemia generó la necesidad de asistir más a los comedores, actualmente la crisis económica hace que se triplique la asistencia. Acá vienen todos los fines de semana alrededor de 300 familias. Se cocinan dos ollas que no dan abasto, necesitamos dos cajas de pollo de 10 kilos para cocinar. Está muy difícil todo por los precios liberados. No hay control de precios en el barrio y la gente busca todos los días poder acceder a una comida. La carne ya se volvió un lujo», describió.
El caso de Victoria no dista mucho del de Roxana. Ella también lleva adelante un merendero y un comedor que funciona los fines de semana. «Aumentan las cosas todo el tiempo, así no se puede costear ningún gasto. Nosotros el gas lo comprábamos en base a la venta de rifas y donaciones. Pero desde hace unos meses cuando aumentó decidimos dejar de comprar y empezar a cocinar a leña con fuego, de esa manera ahorramos. Nosotros cocinamos con una olla de 100 litros y preferimos gastar esa plata en verduras. Ayer, un señor me dijo: «Pensamos si comemos o compramos el gas». Uno de corazón tiene que tener empatía por el prójimo, hay gente que ya no llega a fin de mes».
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