En una nueva conmemoración Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, a 42 años de aquella gesta, es igual de importante recordar a los que murieron por la Patria como aquellos que lograron volver y que pueden dar testimonio de lo sucedido en las islas del Atlántico Sur.
Uno de ellos es el correntino Rito Riquelme, de 61 años, quien a los 20 años luchó valientemente en el conflicto armado, formando parte de la Compañía C del Regimiento de Infantería N°5 de Paso de los Libres.
Rito decidió en 2023 relatar experiencia en un texto titulado Testimonio de de un Soldado de Malvinas, que compartimos completo y textual a continuación:
Dejo por escrito los recuerdos que aún perduran en mi memoria de aquel 02 de abril de 1982. Tan solo tenía 18 años cuando realizaba el Servicio Militar Obligatorio en el regimiento y es aquí donde comienza la historia. El 10 de abril fui llevado con engaño a un nuevo regimiento, en el cual eh viajado en tren desde Paso de los Libres hasta “La Paz” Entre Ríos y de ahí tomamos el avión hasta llegar a “Comodoro Rivadavia” un viaje en el cual me embarque a las 08hs de la mañana, llegando a las 13hs en tierra, me presente al nuevo regimiento a las 14hs donde hemos compartidos un almuerzo, después nos trasladamos en un campo, un campo donde se realizaba petróleo y ahí nos quedamos 8 días haciendo guardia.
El 23 de Abril de Comodoro Rivadavia nos volvieron a embarcar con engaño a otro regimiento, pero en realidad el destino eran Las Islas Malvinas, viajamos a las 09hs de la mañana y llegamos a “Puerto Argentino” a las 16hs, recuerdo que estuve bajo el mando del Subteniente Benjamín Menéndez, quien era hijo del Gobernador al mando de las Islas Malvinas en ese entonces, mi grupo estaba conformado por 9 soldados a cargo del Cabo Primero Arias de Colonia Cabral (Saladas) y desde “Puerto Argentino” nos trasladaron en helicóptero a “Puerto Howard” viajamos dos horas hasta llegar a destino con un compañero camarada Anastasio Caballero del Paraje Ramones.
Una vez en la Isla, mi misión era bombardear y disparar a los aviones enemigos así como ellos nos bombardeaban a nosotros, los bombardeos se generaban durante el día, y durante la noche no teníamos descanso sino más bien hacíamos guardias rotativas cada dos horas. Nos refugiábamos en trincheras, es decir, un pozo que tenía una medida aproximadamente de 60 cm de ancho por 1,5 metros de largo, y lo cavábamos con una pequeña palita, ese refugio tenia agua y barro, mucha humedad, estando en el sufrímucho frio, hambre, sed, y desvelo, también recuerdo que en este bombardeo mataron a dos compañeros míos de batalla, no recuerdo sus nombre, pero sí de donde eran, uno venía de la provincia de Formosa y el otro de la provincia de Rosario, finalizado los ataques, juntábamos todos los cuerpos destrozados de los soldados que fallecieron en la misión, los cuerpos que juntábamos eran por partes debido que al ser tocado por la bomba quedaban destrozados, y puedo decir que aquel soldado que dio su vida en batalla, lo hizo con honor porque defendimos nuestra bandera a lágrimas y sangre.
Había escases de comida, nos daban en un jarro un dedo de mate cocido con una galletita de agua por la mañana, y para el almuerzo nos daban polenta mágica pero había ocasiones en el que estábamos más de dos o tres día con el cocido de la mañana y sin comer nada, del hambre que sufríamos, matábamos las ovejas de las granjas de los ingleses, enterrábamos el cuero para no levantar sospecha y comíamos así crudamente la carne, porque no teníamos formas de cocinarlos,2y cuando no teníamos más nada para comer íbamos y desenterrábamos el cuero de la oveja, le quemábamos a la lana y comíamos el cuero, en muchas ocasiones la carne y el cuero ya estaban en mal estado, pero nuestra necesidad de saciar el hambre lo bancaba todo y no nos importaba el mal estar de los mismos.
El Cabo Primero Arias nos notificó que hemos perdido la batalla, nos dio la orden que abordemos la misión y que volviéramos a nuestras carpas, el 10 de junio de 1982 a las diez de la noche nos tomaron como prisioneros los Ingleses, despojándonos de nuestras armas, cinturones, los cordones de los borcegos, prácticamente nos dejaron sin nada, encerrados en un chiquero de oveja todos juntos ahí estábamos, permanecimos por 4 horas en ese chiquero, luego nos subieron a una balsa y nos trasladaron hasta llegar al medio del mar donde nos subieron a todos en el Barco Camberra y de ahí partimos hasta Puerto Madre, hemos navegado durante 6 días y 6 noches en el mar hasta llegar a tierra, de ahí nos trasladaron al puerto para tomar el avión con camiones volcadores y camiones de regimiento siendo recibido por nuestros civiles, abordamos en los aviones hasta llegar a Campo de Mayo en el que nos hicieron una revisación general médica, donde nos preguntaba si teníamos heridas o no, después nos habilitaron la ducha para bañarnos, y finalizada la misma cada grupo tenía que embarcarse hasta el regimiento al que pertenecía, en mi caso, yo volví al R.I.5 (Regimiento Infantería) de Paso de los Libres, para ser trasladado a Yapeyù (Corrientes), pertenecí a un grupo de 120 soldados aproximadamente.
Cuando llegamos al regimiento nos prohibieron contar sobre esta guerra que hemos estado, nuestro jefe no quería que contemos a los familiares de los soldados que murieron en la batalla porque eran ellos los encargados de hacer llegar esa notificación a sus familiares con una bandera y alguna pertenencia de los mismos.
Luego de 8 días me dieron la baja y me volví en tren desde Paso de los Libres hasta Saladas y de ahí vine a dedo hasta llegar a mi casa, llegándole de sorpresa a mi Mamá y mis hermanos, donde no le comente nada sobre lo que me sucedió y del porque estuve tanto tiempo fuera de casa.
Después de Malvinas, retome mi vida como pude, haciendo trabajos en el campo para olvidarme o tratar de no recordar lo mal que sufrí en la islas, realicé todo tipo de changas para sobrevivir durante ocho largos años, nos tenían abandonados, nadie nunca se acercó a mí para preguntarme si como me sentía yo en ese momento, jamás hable con nadie de este dolor inmenso que tengo y lo que me dejo esa guerra, las heridas del recuerdo que me dejo, ver a mis compañeros morir desangrado y destrozados en el campo de batalla y no poder ayudarlos, nunca hable con ningún familiar mío sobre este tema.
Hoy después de 41 años he decidido romper con esa mochila en mí espalda y he decidido escribir esta carta para comentar lo que viví y sufrí en Malvinas, hay muchos cosas que ya no recuerdo, pero lo que viví ahí no tiene explicación para expresar con palabras.
Después de todo, conseguí un trabajo digno en marzo de 1990 cuando el señor Sandalio Verón al tomar el cargo de la Intendencia de Mburucuyá me notifico por medio de una carta que tenía el puesto de trabajo como portero en la Escuela Primaria Nª 486 del paraje Loma Alta, de todos mis camaradas que ya tenían trabajos dignos en distintos rubros, yo siempre fui el último, sin dudar de la notificación me presente en esa Escuela el 04 de Marzo de ese mismo año, quien me recibió en ese entonces fue el Sr. director Fleita Abel y desde ese día hasta el día de hoy permanezco en este lugar de trabajo, aportando todo lo mejor de mí en esta escuela a quien considero como mi segunda casa.
En el mes de Mayo de ese mismo año fui reconocido como SOLDADO EXCOMBATIENTE DE MALVINAS. Hoy hace 33 años que cumplo con mi deber en esa institución, prestando mis servicios como trabajador y colaborador en esa escuela y quiero agradecer a todo el plantel directivo, plantel docente por el respeto que me tienen y por siempre tenerme en cuenta. Gracias