En su primera reunión oficial con el Gobierno, a la CGT le fue mejor de lo que pensaba, pero no tanto como para evitar que este jueves se decida un paro general de 24 horas cuando delibere el Consejo Directivo cegetista.
Los sindicalistas salieron conformes, en principio, porque fueron escuchados por dos ministros importantes del gabinete libertario, que les pidieron disculpas por algunos cortocircuitos en la relación y les prometieron discutir en una mesa el contenido de una “modernización” de la legislación laboral (se acordó no hablar de “reforma”) para incluirla en la Ley Bases, pero sin los artículos que irritaron a la dirigencia gremial porque ponían en riesgo su andamiaje de poder.
Fue una reunión de casi tres horas, en la que tuvo un inesperado protagonismo Hugo Moyano, el titular del Sindicato de Camioneros, que reemplazó a su hijo Pablo, cotitular de la CGT, para plantearle a la primera plana del Gobierno los problemas que le genera la no homologación de su última paritaria.
Su insistencia llevó a que, al terminar la reunión, se quedara a solas con el secretario de Trabajo, Julio Cordero, para tratar de llegar a una solución. Le dejó una carpeta con los detalles del acuerdo salarial y acordaron seguir hablando sobre el tema este jueves, justo el día en que está previsto un plenario de Camioneros para lanzar medidas de fuerza (que ahora se postergaría).
La delegación de la CGT les anticipó al ministro del Interior, Guillermo Francos; el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y al asesor presidencial Santiago Caputo que organizarán una movilización callejera el 1° de mayo y que mañana seguramente se decidirán “medidas de acción directa”.
Los funcionarios no pidieron que las suspendieran y sí, en cambio, les solicitaron un “acompañamiento durante 2 o 3 meses“ con acuerdos salariales que no superen la inflación prevista, para lo cual garantizaron, a través de Cordero, que se acelerará el ritmo de las homologaciones que se acumulan sin aprobar.
Fuente: Infobae