La gente mayor suele advertir que si alguien ve una luminosidad extraña en el campo durante una noche sin luna, tiene que rezar una oración, mirar al cielo y morder el mango de un cuchillo. Al otro día debe volver, hacer un pozo en el lugar de la extraña aparición y puede que encuentre algún tesoro escondido en la tierra. Pero si no cumple con los pasos adecuados y decide cavar sin haber lanzado un rezo, cosas terribles le van a ocurrir. Esas son las leyendas de la Luz Mala y los entierros que también están muy arraigados en Corrientes y, aunque parezca extraño, son dos creencias que sí tienen componentes de la realidad.
En la provincia y más todavía en las localidades del Interior, es común que se cuenten anécdotas sobre la Luz Mala. Historias de personas que la vieron en algún campo y de quienes, misteriosamente, después de la aparición, tuvieron buena fortuna económica. Esto último alimenta el mito de que, si el brillo misterioso se le aparece a alguien, es porque le indica que hay algo valioso enterrado en el lugar.
En su Diccionario Folklórico Argentino, Félix Coluccio describía a las dos creencias relacionadas entre sí. Sobre la Luz Mala decía: «Con este nombre designa la mayoría de los campesinos de nuestras campañas a los fuegos fatuos. Inspira respeto y temor. Las concepciones más vulgares las presentan como almas en pena o manifestaciones expresas de ‘finados’ que vagan en la inmensidad de la noche purgando pecados o expresando deseos…».
El estudioso señalaba que el temor y respeto que inspira la Luz Mala se transmitió de generación en generación, aunque no hay un registro certero sobre el origen de la creencia. También advierte que la aparición puede «indicar la presencia de un entierro o ‘tapao'». Y, describe el mismo mecanismo de defensa que conoce la gente mayor: «Para librarse de ella (la Luz Mala) es prudente rezar y morder luego la vaina del cuchillo».
En el caso de los entierros o tapados (tapaos), el diccionario explica que con esos nombres se describe en todo el Norte del país a los «tesoros escondidos u ocultos». «Se cree que a veces son denunciados por luces significativas durante las noches». El investigador mencionaba que el origen de este mito viene de la cultura aborigen, cuando los miembros de algunos pueblos originarios enterraban a sus muertos con todas sus pertenencias. Decía también que, en la época de la conquista española, muchos caciques que eran perseguidos por los europeos, guardaban sus tesoros en la tierra para evitar el saqueo.
En lo que respecta a Corrientes, se dice que esta costumbre se mantuvo hasta no hace mucho tiempo, cuando las familias más adineradas decidían enterrar sus tesoros personales para evitar que cayeran en manos enemigas, como ocurrió, por ejemplo, con las invasiones durante la Guerra de la Triple Alianza. Generalmente, como producto de los enfrentamientos armados que tuvieron lugar en el territorio provincial, se estima también que los entierros no sólo se encuentran en los campos, sino que además pueden estar en lugares específicos del suelo de algunas casas, e incluso, ocultos en las paredes. Es que, antes de huir, los pobladores ocultaban sus bienes más preciados en lugares donde podrían volver a buscarlos si es que alguna vez regresaban.
LO QUE DICE
LA CIENCIA
Toda creencia siempre tiene algo de realidad y ni la Luz Mala ni los entierros escapan a esa condición. En particular, sobre los tesoros ocultos en la tierra, como se mencionó, hay pruebas verídicas que revelan que ocultarlos cavando un pozo en un punto específico era hasta no hace mucho una práctica común para proteger los bienes personales.
Sobre la Luz Mala, la explicación es la fosforescencia que produce la emanación de ciertos gases de materia orgánica en descomposición debajo de la tierra. Pero este fenómeno químico se puede dar también con el deterioro de algunos metales u otros elementos. De ahí la posibilidad de que pueda verse sobre algún tesoro escondido.
Con o sin explicación científica, hay dos cuestiones a tener en cuenta según la sabiduría popular. La primera es la sugerencia de no buscar el entierro, ya que esto puede provocar el enojo de los antiguos dueños que podrían vengarse por la profanación. Hay casos, como señala Coluccio, de gente que murió misteriosamente después de desenterrarlos: «Seguramente a causa del envenenamiento por las emanaciones del tesoro; mientras que otros se han vuelto locos. La creencia popular atribuye estos hechos a una maldición de los antiguos dueños del tesoro».
La otra cuestión es todavía más mítica y tiene que ver con que no cualquiera puede ver a la Luz Mala o llegar a saber dónde está guardado un entierro. Por lo general, se dice, el tesoro sólo se deja ver para determinadas personas quienes, para bien o para mal, están destinadas a encontrarse con él.
En definitiva, las explicaciones, científicas o no, son abundantes. Elegir en cual creer ya depende de cada quien.
.