El grupo solidario El Buen Samaritano, funciona en cuatro iglesias católicas de la ciudad de Corrientes, la Jesús Nazareno, la Catedral, San Juan Bautista y San Francisco Solano, cuyos miembros se encargan de dar merienda o cena a personas en situación de calle, en plazas o en las instalaciones de los templos.
Los voluntarios, en casi su totalidad jóvenes estudiantes, no sólo compran los alimentos, cocinan, y reparten, sino que también brindan contención a las personas vulnerables que por diversas causas descartó la sociedad, que en su mayoría se dice cristiana.
Así como EL LIBERTADOR publicó anualmente la tarea encomiable de muchachos y chicas que conformaron el grupo, en esta ocasión dos de esos voluntarios, Jimena Schmitt, de 22 años, estudia de Veterinaria y Ezequiel Duarte, de 19, estudiante de Criminalística, llegaron a los estudios de Radio Dos donde contaron en qué consiste la tarea solidaria que realizan.
Jimena, de la iglesia Jesús Nazareno, comentó que «nos reunimos los lunes y martes, y no hay feriados, para nuestro servicio que empieza a las 18 en una dependencia de la iglesia y a las 21.30 servimos la cena en la plaza Cabral», y agregó que si bien «lo que más rinden son los guisos, cocinamos de todo».
AUMENTÓ
LA DEMANDA
La joven estudiante oriunda de Misiones, señaló que «tenemos un carro y una olla enorme y cuando está todo listo, nos vamos a repartir. Ya nos están esperando, hay chicos chiquitos, adolescentes, personas mayores». Añadió que está en el grupo desde el año 2022, y desde entonces hasta ahora, la cantidad de personas a las que damos comida aumentó mucho».
En cuanto a Ezequiel, que sirve a los más necesitados desde la parroquia San Juan Bautista, recordó: «Yo quería ayudar, hacer algo por el otro, mi amigo me llevó al grupo, me gustó y me quedé». Explicó que «el servicio se compone a base de donaciones de la gente y ahí administramos. Ahora van 80 personas más o menos, antes teníamos 40, por lo que tenemos que hacer mucha comida más».
Respecto a alguna historia que recuerdan, Jimena relató que en su grupo «una vez le celebramos un casamiento a una pareja, que estaban juntos, pero no casados y le organizamos todo»; en tanto Ezequiel, sobre el suyo expresó: «Le festejamos el cumpleaños a un señor que nos dijo que hace mucho no comía una torta y fue muy emocionante para nosotros».
.