La Revolución de Mayo es una de las fechas patrias más importantes de la historia argentina. El Cabildo Abierto y la Primera Junta de Gobierno designada en 1810, marcaron el inicio del camino hacia la independencia definitiva del país ante el reino de España. Sin embargo, y si bien en ese tiempo la mayoría de las acciones se concentraron en Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, Corrientes tuvo un protagonismo decisivo en la gesta revolucionaria durante los meses y años posteriores a ese primer grito nacional de libertad.
Para empezar, en Corrientes, las noticias de lo que había ocurrido el 25 de mayo con la conformación de la Primera Junta de Gobierno criollo, llegaron tres semanas después, el 6 de junio de 1810. No por una decisión particular si no, por la distancia con Buenos Aires y la lenta comunicación de esa época.
Según los registros históricos, el Cabildo de Corrientes, que funcionaba en el sector en que hoy se encuentra la Jefatura de la Policía, recibió dos noticias contundentes desde Buenos Aires. La primera, el propio Virrey Cisneros, firmaba la nota de su renuncia. La segunda, se informaba sobre la instalación oficial de la Junta porteña y se extendía una invitación a la provincia para formar parte del gobierno provisorio y enviar a un representante.
Los representantes del correntinos aceptaron de inmediato. Algunos historiadores sostienen que hubo una primera oposición impulsada por los españoles europeos de la ciudad, quienes tenían poder de decisión sobre las cuestiones importantes. Sin embargo, al verse en minoría respecto de los criollos, no tuvieron otra opción que aceptar.
Pero además, había otra razón para unirse a los porteños. En su trabajo sobre «El impacto de la Revolución de Mayo en la ciudad de Corrientes», el historiador Fernando Pozzaglio explica cual fue. «Los principales comerciantes correntinos exportaban los principales productos, principalmente el cuero, hacia el puerto bonaerense. Por lo tanto, cortar relaciones con la capital hubiera significado cerrar la salida a uno de los productos que daba mayor ganancia a la naciente provincia».
Aun así, existía otra cuestión. Corrientes tenía una posición geográfica estratégica muy valiosa para Buenos Aires. Ocurrió que Asunción y la Banda Oriental sostenían su fidelidad a España y, por tanto, podían aliarse para derrocar al nuevo gobierno argentino.
Así, de forma inesperada, Corrientes tuvo un protagonismo decisivo en el camino hacia la libertad nacional porque, como explica también el historiador Dardo Ramírez Braschi en «El cabildo de Corrientes, entre la revolución y el antiguo régimen», la provincia fue «una pieza clave en la estrategia de interrupción comunicacional entre Asunción y Montevideo».
Por supuesto, pasaron muchas cosas desde entonces, pero esta clase de registros demuestran que, desde los inicios de la patria, Corrientes siempre tuvo un clave en los acontecmientos que marcaron para siempre la historia nacional.
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