Cada 26 de junio se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, una de las peores esclavitudes y flagelo de la humanidad, al igual que la Trata de Personas, que al parecer es el motivo por el cual el país está en vilo con el caso de la desaparición del niño Loan, en la localidad de 9 de Julio.
Ambas problemáticas siempre tuvieron especial atención de la Iglesia a escala mundial, las más de las veces en silencio, lo que no puede decirse lo mismo de algunos gobiernos y periodistas que sí se dedican apasionadamente a atacarla con ferocidad por el accionar absolutamente execrable de algunos de sus miembros que más bien parecen líderes de partidos políticos, como sucede en estos días con cánticos tendenciosos en lo más sagrado de los católicos, como es la misa.
Por la fecha de mañana, el obispo de la Diócesis de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín compartió una reflexión y realizó un llamado a comprometerse desde todos los eslabones de la sociedad y destacó las actividades que se realizarán en varias parroquias de su jurisdicción como así el objetivo de la jornada que busca «despertar a las conciencias, instalar y visibilizar la problemática.
TRES ASPECTOS
Al indicar la importancia de la iniciativa, recordó que desde su ministerio episcopal desde que asumió la Diócesis siempre puso énfasis en tres aspectos, «primero en que es una jornada mundial con aquellos objetivos contra la problemática que se volvió un flagelo creciente, alarmante, sobre el cual poco y hasta a veces nada hablamos de la adicción, que es no comunicación, incomunicación, silencio, mientras que nosotros asumimos la postura de que de esto sí se habla». E insistió sobre «la necesidad de hablar y de hacerlo en todos los ámbitos» y «en ese hablar ponemos el acento en tres cosas: la prevención, la valorización y el rol del Estado».
Respecto a la prevención, manifestó que «debemos involucrarnos todos los miembros de la sociedad y de ser posible generando una red articuladamente para generar la cultura de la prevención, para la cual todos estamos convocados, no sólo quienes profesamos una fe religiosa, sino todos, instituciones, los tres estamentos del Estado».
El segundo acento es sobre la oportunidad para «valorizar y agradecer a instituciones y personas que tienen la capacidad de acoger, contener y ayudar a la rehabilitación de las personas enfermas por la adicción a las drogas, tratando también de generar redes para habilitar lugares y saber dónde derivarlas cuando corresponda. Consecuentemente, invitar a aquellos que tengan el talento para que vayan volviéndose idóneos, capaces, generando una sensibilización para sumarse a la tarea».
En tercer término, «recordarles al Estado nacional, provincial y municipal que es su deber desde sus eslabones pertinentes combatir el delito. Por eso esta jornada es de lucha contra el tráfico ilícito de drogas, de combatir el delito. Y por el otro lado, el consumo indebido, donde ahí tenemos que trabajar nosotros en la prevención y la rehabilitación».
«En síntesis -aclaró el Obispo-, el Estado a través de las fuerzas y Justicia federales tiene que combatir para que no haya oferta, en tanto toda la sociedad organizarnos para que no haya demanda», remarcó por último como definición de las tareas.
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