Una decena de hombres en situación de calle encuentran refugio en Mi Cristo Roto, que funciona hace casi 30 años en el barrio Pueblito de Buenos Aires a cargo de Mariela Revidatti.
En estos días más personas se sumaron a la comunidad y el espacio colmó su capacidad de 10 hombres, que quedan allí durante todo el día, sobre todo en estas jornadas de mucho frío.
En diálogo con EL LIBERTADOR, la encargada del refugio, Mariela Revidatti manifestó: «En este momento en el refugio estamos completo. Hace dos días llegaron dos más, pero todos son hombres que están solos por problemas familiares, de salud, gente que está en la calle y los vecinos nos llaman».
Describió: «Todos son grandes, alrededor de 60 años; así ha cambiado el grupo de gente, ya no tenemos mendigos, que en ocasiones, eran alcohólicos o drogadictos, entonces tenemos gente que está por situaciones familiares, que se portaron mal y encima tienen problemas de salud».
PROYECCIONES
«Ahora son 10 y ya estamos completos. Tendríamos que agrandar el lugar, tenemos espacio, pero bueno, hay que hacer ese proyecto», sostuvo.
De acuerdo con lo que relató, reciben ayuda oficial: «Del Ministerio de Desarrollo Social tenemos ayuda de cajas de alimentos que nos dan tres por mes. La ayuda de la gente que nos mandan mercadería, cosas de limpieza, así que eso necesitamos».
En este sentido, explicó que se elaboró una planificación diaria, en donde las personas que se encuentran albergadas deben cumplir con ciertas tareas: «Ellos tienen que colaborar, tienen que limpiar, tienen que cocinar, limpiar el baño, hacer las cosas porque no hay nadie que les atienda. Pero bueno, para eso tenemos reuniones semanales para ver cómo está la convivencia», señaló.
Recordó que inicialmente «salían a las 9 y entraban a las 18, pero ahora son todos enfermos y todos grandes, entonces ellos se levantan a las 9 y tienen que cocinar y lo tienen que limpiar y se le van su ropa, así funciona».
En tanto que, son todos sin familias a cargo: «Por ejemplo, dos de ellos vivían en la sala de espera del hospital escuela, entonces son las asistentes sociales las que llaman y te piden lugar; otros hombres conocen lugar porque le dicen en Cáritas, tenemos unos de salud mental, entonces nos llaman, duran un tiempito y se van. Otros están hace un año».
«Este es mi trabajo para ir al cielo»
Mariela Revidatti es la persona que se encuentra a cargo del refugio hace 27 años y definió que ella no lo hace por dinero sino «para Dios, para ir al cielo».
En diálogo con EL LIBERTADOR, relató que ella llegó al lugar cuando ya estaba en funcionamiento: «El refugio debe estar hace 30 años más o menos yo estoy trabajando con la gente en situación de calle hace 27. Era un grupo de jóvenes que vieron la necesidad de trabajar con la gente, con los mendigos y armaron todo un grupo con sacerdotes y monjas, y por eso el Arzobispado les dio el terreno», manifestó.
Agregó: «Yo empecé porque leí un libro de la Madre Teresa de Calcuta donde decía que una señora le llevaba un café con leche con unas masitas a un hombre que estaba en la calle y así dije, bueno, yo también puedo hacer lo mismo».
Fue sincera cuando señaló: «La verdad que yo estoy trabajando, por supuesto que no recibo nada económico ni monetario, pero este es mi trabajo para el cielo, yo quiero ir al cielo. Entonces estoy trabajando para Dios, para que pueda llegar allá, esa es mi finalidad».
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