Un grupo de mujeres conocidas como las Tejedoras Solidarias de Monte Caseros y parte del grupo Doná Cabello, unieron sus agujas y corazones para confeccionar una colección de gorritos de lana que serán enviados a una comunidad en la provincia de Salta.
Con mucho amor y dedicación, confeccionaron gorritos coloridos y vibrantes que no sólo abrigarán del frío a las personas que los reciban, sino que también serán un símbolo del amor y la unión de la localidad correntina.
«La iniciativa, nacida del espíritu solidario de las tejedoras, busca brindar un poco de calor y alegría a las personas que viven en zonas aisladas de Salta, donde el acceso a recursos básicos puede ser limitado», expresaron desde Doná Cabello Monte Caseros en su cuenta oficial de Facebook.
«En cada puntada, las tejedoras plasmaron su cariño y su compromiso con quienes más lo necesitan. Sus manos mágicas tejieron no sólo gorritos, sino también esperanza y la certeza de que no están solos», añadieron.
ALIANZA
Los gorritos serán entregados a la Fundación Solidaridad Integrada Para el Ascenso Social (Sipas), una organización reconocida por su labor humanitaria, quien se encargará de distribuirlos entre las familias y personas que más los necesiten en la comunidad salteña.
«El viaje de la Fundación Sipas a Salta será una oportunidad para llevar el calor y el amor de Monte Caseros a través de estas hermosas creaciones», destacaron las tejedoras.
Su gesto recuerda la importancia de la solidaridad y el trabajo en conjunto para construir un mundo más cálido y humano.
Los gorritos tejidos por estas mujeres son un pequeño ejemplo de cómo podemos marcar una gran diferencia en la vida de los demás.
ABRIGAR
CORAZONES
Cabe recordar que, en la edición de mayo de 2022, EL LIBERTADOR había destacado la labor de este grupo al tejer más de 500 gorritos para niños con cáncer.
Doná Cabello Monte Caseros había lanzado la convocatoria Tejiendo Solidaridad: Cabezas Calentitas, con el objetivo de confeccionar gorritos y peluquitas fantasía para niños con cáncer, a ser enviados a los hospitales Juan Pablo II y Garrahan.
La idea tuvo una amplia respuesta de la comunidad que se sumó con donaciones que superaron los 20 kilos de lana y un grupo de 30 tejedoras voluntarias que quisieron ser parte del proyecto.
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