Sin avizorar mejoras en el ámbito económico, son diferentes los rubros y servicios que se ven afectados por la baja rentabilidad. Un ejemplo es el sector de los remises que se encuentra en jaque debido a los altos costos de mantenimiento de las unidades y la escasez de recursos.
Respecto al tema, en diálogo con EL LIBERTADOR, Juan Castillo uno de los referentes de la Asociación de Remises de Corrientes sostuvo que «nosotros teníamos expectativas de que podía mejorar algo, pero la verdad creo que es una de las peores crisis que afrontamos porque esto no tiene fin», y continuó, «el esfuerzo es muy grande como para mantener todo en la legalidad».
En este sentido, también enfatizó en que los constantes aumentos en los combustibles le generan nuevos déficits debido al arrastre de los costos en insumos de usos cotidianos.
«Por más que se hable de desinflación en algunos productos, para nosotros no existió. La nafta arrastra todo, el panorama si sigue de esta manera para nosotros no es alentador y seguramente vamos a necesitar que se siga parchando la situación», advirtió.
DÉFICIT DE UNIDADES
Asimismo, Castillo hizo referencia a la flota actual en circulación: «Estamos con 1.500 (coches), con la diferencia de que tenemos alrededor de 2 mil conductores sin vehículos, o sea, desocupados».
En relación a la cantidad de personal sin actividad explicó que «siempre se generó una salida laboral para muchas personas que no pueden insertarse ya sea por razón de edad, y por un montón de factores, y nuestra actividad siempre incorporó gente que difícilmente se pueda incorporar en otras actividades comerciales», y que «es difícil sobre todo para aquel que necesita y no tiene vehículos».
DEMANDA VIGENTE
No obstante, se refirió al nivel de clientela que manejan en el sector: «La demanda para nosotros no es mala, por eso siempre pretendemos cuidarla y tratando de ser prudente con la tarifa. Y hay horarios en que por ahí que la gente tiene que esperar mucho porque el parque automotor descendió de manera importante», dijo.
LA UTOPÍA SOÑADA
El referente también contó la problemática que atraviesan con la mantención de las unidades, y la renovación de las mismas.
«Hoy en día cambiar un vehículo es una utopía, y no existe nadie que quiera comprar un vehículo nuevo, por más que valga 20 millones de pesos, para recuperarlo en 6 o 7 años de amortización», detalló.
En consiguiente, relató que «nadie recupera la inversión, no juntan para recambiar piezas, menos para cambiar un vehículo».
Asimismo, concluyó en que hubo una extensión en la antigüedad de los modelos. Sin embargo, aseveró que «no es la solución de fondo, eso vendría a ser como un parche a la situación, se extiende la antigüedad del modelo porque no hay posibilidad de cambiarla o renovarla hasta que la economía logre una cierta estabilidad».
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