Julio García fue un jugador de dilatada trayectoria futbolística y hoy vuelca toda su experiencia como director técnico, siendo el arquitecto que armó e hizo realidad lo que parecía una quimera: darle al Deportivo Empedrado su primer título como campeón en la Liga Correntina de Fútbol, halago que consiguió el domingo pasado, tras derrotar 1 a 0 en la finalísima del Torneo Oficial a Cambá Cuá.
“Cuando llegué al Club Deportivo Empedrado el 15 de enero de 2023, sabía que no iba a ser fácil. El club venía de muchos años de luchas y frustraciones, y el sueño de ser campeones de la Liga Correntina de Fútbol parecía, para muchos, solo eso: un sueño”, manifestó emocionado en sus redes sociales Julio, abriendo su corazón a todas sus sensaciones en este momento tan especial.
”Sin embargo, desde el primer momento, creí en este grupo de jugadores, en su esfuerzo y compromiso, y decidí que íbamos a darlo todo, sin importar las circunstancias”, contó.
Y continuó: “Fue un proceso de 20 meses intensos. Meses donde cada entrenamiento y cada partido nos forjaron, no solo como equipo, sino como familia. Afrontamos no solo rivales en el campo, sino también el descreimiento de quienes pensaban que un club como Empedrado, fundado hace 40 años, nunca podría alcanzar algo tan significativo como el título de Campeón. Escuchábamos esos comentarios, pero lejos de debilitarnos, nos daban más fuerza para seguir luchando”.
Para el entrenador, las “dificultades no eran pocas y sin grandes recursos. Pero en cada obstáculo encontré la oportunidad de fortalecer al equipo, de unirnos más. Cada sacrificio, cada jornada difícil, nos acercaba un paso más a nuestro objetivo. Sabíamos que si confiábamos en nuestro trabajo y con la convicción en nosotros mismos, podíamos escribir la historia que tanto habíamos soñado”.
“Finalmente, este 22 de septiembre hicimos historia y se rompió esa barrera que durante 40 años había estado ahí. Con Sacrificio, Esfuerzo, Trabajo y Humildad, nos coronamos Campeones de la Liga Correntina 2024”, añadió, dejando en claro lo que fue “ver la emoción en los ojos de los jugadores, de la hinchada, de amigos y de todos los que alguna vez dudaron de que esto fuera posible, fue la recompensa más grande. Este logro no es solo para el equipo, es para toda la familia del Club Deportivo Empedrado”.
Al momento de los agradecimientos, la lista es extensa y Julio no se quiso olvidar de nadie: “A quienes confiaron en mí y en mi proyecto de trabajo. Al Presidente del Club, Juanjo López Desimoni que me dejó trabajar libremente, de armar y desarmar, al coordinador y mi mano derecha Cristian Pittón por bancarme en todas las locuras y por cedernos para entrenar un Complejo de lujo como lo es Boca Center. A mí Cuerpo técnico de primer nivel, a los profesores Marcelo Deneka y Lucho Vigo, a Rodolfo Checenelli por su videoanálisis, a mis colaboradores incondicionales Ramón Fernández (Pulga), César Saucedo, Roberto Sánchez (Sandro) Angel Nuñez y Walter González, y mis amuletos de la suerte, Paulino Lugo y Rodolfo Brugger (Pigui) y a mis DT de la cantera de las inferiores Carlos Lezcano y Lucas Gómez. Este importante logro no hubiese sido posible sin el apoyo de este excelente equipo, ya que fueron una pieza clave en este objetivo”.
Y cerró con este mensaje: “También para todos los que, contra todo pronóstico, nunca dejaron de soñar. Anímense a soñar a lo grande, y con trabajo, los sueños siempre se cumplen”.