Empecé juntando cosas para ayudar a un merendero que hay acá. Pero cuando iban a empezar las vacaciones, nos dimos cuenta de que los chicos necesitaban un espacio en el cual puedan divertirse sanamente haciendo deportes, jugando y socializando». Luciano Sbrizzi explicó así a EL LIBERTADOR, qué fue lo que lo motivó para poner en marcha la Colonia de Vacaciones del Barrio Esperanza, un espacio de contención a través de la recreación para decenas de niños de ese sector de la Capital.
Luciano contó que la actividad creció tanto, que comenzaron a notar la necesidad de que se extienda más allá de las vacaciones de invierno. «En principio esto iba a permanecer durante el receso, pero vimos la respuesta de la gente. Arrancamos con 25 chicos, después fueron aumentando y ahora tenemos alrededor de 80, todos del barrio. Al principio, la gente tenía miedo que esto tuviera un costo, pero vieron que los chicos se divertían, se engancharon y fueron sumándose. Esto superó mucho las expectativas y queremos darle una continuidad», comentó.
La colonia se desarrolla en el polideportivo del barrio Esperanza, donde las actividades comienzan a las 9, con el desayuno de los chicos y se extienden hasta las 12. Estas, varían entre deportes, juegos, proyección de películas. Todo, teniendo en cuenta los cuidados que exige el contexto de pandemia.
Luciano contrató dos profesoras de educación física a las que él les paga por su trabajo con los chicos. Pero también cuentan con la ayuda de personas de la zona que se acercan a colaborar.
«La idea es que los chicos jueguen y se diviertan en vez de estar en las calles, y que no pierdan su vida social que se vio muy afectada por la pandemia. Yo hablo con la gente en la calle y me cuentan que hay droga en todas las esquinas. Yo quiero que estos chicos conozcan otra cosa y que, el día de mañana, cuando tengan que elegir, elijan el camino correcto», remarcó.
DESAFÍO
El objetivo de Luciano es continuar trabajando en el barrio los fines de semana y en fechas especiales como el Día del Niño, Navidad, Pascuas, etcétera. Pero como todo es a pulmón necesita todo tipo de donaciones para contener las necesidades de los pequeños.
«Ahora, con la extensión del receso seguimos una semana más. Pero mi desafío es lograr que esto se mantenga. El problema es que si estoy solo, no puedo hacerlo por mucho más. Y a los chicos les sirve un montón, están bien por eso es que pedimos ayuda y que esto no se corte», cerró.
¿Qué hace falta?
«Como se trata de familias muy humildes, todo sirve y nos hace falta», indicó Luciano. Remarcó que esto iba desde ropas y calzados para niños, galletitas, leche, pan, harina y cualquier alimento con el que se les pueda preparar el desayuno; hasta pelotas, juguetes, títeres, etcétera.
«Todo lo que piensen que pueda servir, o incluso, si hay alguna persona que quiera enseñarles a los chicos a hacer manualidades, o se quiera vestir de payaso y venir a divertirlos un rato, son bienvenidos», agregó.
En este sentido, mencionó que en la colonia reciben a niños de entre cuatro y catorce años. Por lo que, todos los talles de ropas y calzados les son muy últiles. «Con estos días de mucho frío que tuvimos hasta la semana pasada había chicos que no tenían zapatillas, por ejemplo», remarcó.
¿Cómo colaborar?
Para quienes quieran colaborar con la Colonia, con alimentos, ropa y todo lo antes mencionado, Luciano dijo que se pueden comunicar con él, al número de celular: 1153-785-229.
«Si quieren hablarme por mis cuentas de redes sociales, también pueden hacerlo, no hay ningún problema. En Facebook, me encuentran como Luciano Sbrizzi Corrientes o en Instagram @luciano_sbrizzi», mencionó.
También comentó que cualquiera que desee acercar por cuenta propia sus donaciones y ver las actividades de la Colonia, puede hacerlo. «Vamos a estar una semana más porque con la extensión del receso, no podemos cortar con el ritmo que teníamos. El objetivo es continuar colaborando con el merendero y poder comenzar los fines de semana», finalizó.