a tradicional fiesta de Santa Catalina de Alejandría, cuyo día es el 25 de noviembre, convocó como todos los años a una gran cantidad de devotos que llegaron a la estancia ubicada en el kilómetro 776 de la Ruta Nacional Nº 14, a unos 30 kilómetros de Gobernador Virasoro, Corrientes, y a unos 60 kilómetros de Posadas, capital de Misiones, donde se desarrolló un encuentro que combina devoción, música chamamecera y espíritu comunitario.
Junto al gobernador, Gustavo Valdés, asistieron el vicegobernador, Pedro Braillard Poccard; el intendente de la Capital provincial, Eduardo Tassano; su par de Ituzaingó, Juan Pablo Valdés; el senador provincial, Sergio Flinta; la diputada Albana Rotela, y la comunidad devota, quienes participaron de la celebración y el almuerzo comunitario, organizado por Graciela Larraburu y un gran equipo de colaboradores.
«Agradecemos a Santa Catalina por poder estar todos juntos hoy, en esta fiesta que va creciendo día a día», dijo Larraburu con entusiasmo y agregó que «esto se hace gracias a muchos colaboradores, que hacen posible esta gran celebración, y a las autoridades provinciales que están presentes, gracias por ayudarnos».
El Vicegobernador entregó a Graciela Larraburu la declaración de Interés del Senado y la Vicegobernación, por la festividad que reúne a fieles de varias provincias y de países vecinos. «Quiero agradecer a mi querida amiga Graciela por habernos invitado, por permitirnos compartir con ustedes este hermoso día, en que se le pide a Dios por intermedio de Santa Catalina. La alegría está profundamente relacionada a la Oración. Uno espera de la vida las mejores cosas, lo mejor para los que amamos, y para nuestro prójimo. Gracias Graciela por esta fiesta de gran sentido popular», expresó Pedro Braillard Poccard.
La fiesta anual de Santa Catalina se inició en 1931 en el paraje Santos Lugares, a unos 7 kilómetros de donde se realiza actualmente. El impulsor de la celebración fue Luis Cámara, fallecido en 1991. En 1976 se traslada la imagen de la Santa al predio actual (ex El Vichadero) y se cambia el nombre del paraje por el de Santa Catalina. En ese lugar se construyó un monumento con azulejos traídos especialmente del Vaticano, los que hoy forman parte del altar de la Capilla. Tras la muerte de Luis Cámara la fiesta estuvo suspendida durante siete años y recién en 1992, por la labor de Graciela Larraburu, se reiniciaron los festejos.
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