El tenor correntino radicado en Europa, regresó a su tierra natal para presentar este sábado frente al Teatro Vera «Opérame, relato musical con aroma operístico en siete cuadros», una obra que combina elementos de ópera y cultura correntina.
Este espectáculo, cuenta la historia del teatro y de Corrientes a través de siete cuadros que evocan sus paisajes, tradiciones y música.
En diálogo con EL LIBERTADOR, horas antes del estreno, el tenor, creador e intérprete de la obra, destacó el esfuerzo conjunto de músicos, cantantes y equipos técnicos locales para llevar a cabo esta producción,
Subrayó la riqueza cultural de Corrientes y la universalidad de su música, reconocida por la UNESCO como patrimonio inmaterial, y destacó el potencial de género para generar intercambios culturales con artistas internacionales.
-Manuel Núñez Camelino, un eximio tenor correntino, radicado en Europa, que viene a Corrientes a crear ópera. Nada más y nada menos que ópera de correntinos, para correntinos, pero también para el mundo. Manuel, ¿cómo se viene la fecha de ópera?
-Para ser muy sincero, con muchísimo trabajo, muchísima concentración. Hay cosas por resolver. Está todo el equipo acá reunido: la productora que acaba de hacer el streaming por las redes del gobierno, los cantantes que están llegando, los músicos afinando puntería. También está todo el equipo del teatro. Vamos a hacer la primera pasada general, y yo, la verdad, estoy concentrado en eso. No pienso en otra cosa. Pienso también que tengo que estudiar, y descansar también es importante. Así que, bueno, agradezco a todos que vengan este sábado 14 de diciembre a las 21 horas.
–Creador e intérprete, protagonista de «Opérame, relato musical con aroma operístico en siete cuadros», ¿qué nos vamos a encontrar en el escenario?
-Como saben, estoy insistiendo mucho en esto: ópera quiere decir obra. «Opérame» viene a jugar con eso, con un juego de una niña que llega al Teatro Vera en construcción y descubre ruidos y sonidos. De repente escucha una voz que le canta, se contagia de eso y despierta espíritus que nos ofrecen su espectáculo esa noche, el sábado 14. Estuvieron ahí encerrados durante muchos años. Son espíritus que las obras y esta niña despertaron para transmitir la historia que tienen para contar, que es la historia del Teatro Vera, la historia de Corrientes, a través de su cultura y de su gente.
–Este será también un homenaje a la geografía de Corrientes: 7 cuadros, 7 puntas, un lugar que encuentra a los correntinos y ahora nos encuentra con tu arte, pero también un homenaje al canto, a los grandes cantores del chamamé.
-Por supuesto, ahí tenemos muchas voces, por ejemplo, el mismísimo Julio Cáceres. Obviamente, es el primero que me viene a la mente, pero tenemos una cultura musical muy rica, profunda. Nuestra música también es un lenguaje muy nuestro, pero que tiene una vibración universal. Por eso también hay que aprovechar esto, que es patrimonio inmaterial que la UNESCO nos reconoce, tanto al mismo nivel que la ópera, y poder hacerlos dialogar. Esta vez va a dialogar a través de los instrumentos, de la instrumentación, no propiamente de la mezcla o de la fusión musical. Pero ya es una evidencia escuchar Tají acompañando ciertas áreas de ópera. Escucharlos a ellos interpretar y poner el esfuerzo, el intelecto y la sensibilidad al servicio de esta música, mucho más antigua quizás, o mucho más elitista en cierta manera, porque es difícil de interpretar. Para mí es un privilegio.
-Desde Europa te mandan fuerza; tus colegas de allá están muy pendientes de lo que estás haciendo en Corrientes.
-Yo creo que a todos nos pasó que nos cuestionamos sobre qué hacer, qué es la ópera hoy en día. Esto de experimentar lenguajes nos pasa a todos. Todos tenemos ganas de hacer cosas. Cantar ópera es muy difícil, cierto repertorio es muy difícil de interpretar técnicamente. Entonces hay que tener un nivel de consagración. El mejor ejemplo de eso es María Callas, que se terminó muriendo sola en un apartamento, en depresión. Entonces está bien, uno puede dar su vida en sacrificio a eso, pero creo que el sacrificio viene por otro lado: justamente en esforzarse, salir de sus límites, no tener miedo de mostrar lo que uno hace, de dónde viene, quiénes son los músicos que tiene a mano. Yo vengo, y cada vez que vengo, vengo a hacer cosas con gente de acá. Y estaría buenísimo que, como esta gente de afuera se comienza a interesar, ellos tengan ganas de venir a mostrarnos lo que saben, y nosotros también lo nuestro. Ahí sí se puede hacer una fusión.
-Pasaste por el Instituto de Música, estás ensayando acá en la Cultural Inglesa, y la huella queda. Por acá pasó, por acá hizo, y así fue como se vio, así fue como se sintió. ¿Qué pensás de esto?
-Yo pienso mucho, ahora que me decís eso, en Armando Noguera, que es un cantante correntino. Yo seguí sus pasos. Él dejó unas huellas, sin lugar a dudas. Y bueno, hay otros. Hay un chico que se llama Iván Maier, si no me equivoco, que era chiquitito y cantaba chamamé, y ahora está cantando como tenor en el Teatro Colón. No sé si en el coro, pero también como solista. Hay gente que sigue los pasos de otros, imita, emula. No sé, hay ese espíritu de competencia en el sentido de preguntarse: «Si él pudo, ¿cómo pudo? ¿Qué hizo? ¿Cómo hicimos?». Si en ese sentido yo puedo transmitir algo, y pueden seguir mis pasos, que lo sigan. Pero que sepan que esos fueron mis pasos. Ojalá que los de ellos sean más fructíferos y que tengan más conciencia quizás, una conciencia que yo no tenía en aquella época. Hay muchos chicos que tienen muchas ganas de aprender, mucho talento, y lo que hay que hacer es dedicarle el tiempo necesario, porque eso es lo que a uno se le paga: el tiempo que le dedica a su trabajo.
-En principio, gratitud por haber compartido este momento, y también todos los momentos que estás dejando en Corrientes. Por último, un mensaje para quien todavía no sabe con qué se puede encontrar el 14.
-Vengan a ver un espectáculo este sábado 14 de diciembre, a las 21 horas, que se llama «Opérame». Es un relato musical con aroma operístico en siete cuadros. ¿Qué quiere decir esto? Que va a haber música que le hable directamente al corazón, que no necesita nada del cerebro. Los invitamos a todos a descubrir música en la calle.