El director artístico del Teatro Oficial Juan de Vera Francisco Benítez, entrevistado por EL LIBERTADOR, compartió su visión sobre el proceso de renovación edilicia y la promoción cultural que está experimentando la institución.
Indicó que este proceso no sólo busca mejorar la infraestructura del teatro, sino también abrir las puertas a nuevas formas de expresión artística que permitan enriquecer la oferta cultural de la región.
Remarcó que, con un enfoque integral, la renovación abarca desde las mejoras técnicas y de seguridad del edificio hasta la ampliación de la programación, con la intención de dar espacio a distintas manifestaciones artísticas.
Por lo que, subrayó que el teatro no debe entenderse sólo como un edificio con una larga tradición histórica, sino como un espacio dinámico que se adapta a las necesidades del público y de los artistas.
Recalcó que, a lo largo de los años, el teatro Vera ha sido un referente cultural para la ciudad, pero hoy en día su misión es ir más allá de sus paredes, acercándose a los diferentes espectadores y llevando el arte a otros escenarios.
Además, explicó que una de las grandes apuestas de la gestión actual es la exploración de nuevos estilos de expresión artística, y que esto no sólo implica diversificar la programación, sino también crear nuevas oportunidades para artistas locales y regionales como nacionales e internacionales.
Así se desarrolló parte del diálogo:
Francisco Benítez, el director artístico del teatro Vera, donde está ocurriendo un proceso de renovación y también de expansión cultural del teatro, una situación inédita y muy bonita. ¿Qué significa para vos estar frente a esta nueva etapa?
-Aún pienso cuál es nuestra función como espacio cultural, que eso es lo que es un teatro. Un teatro es un espacio cultural, una institución cultural. ¿Y qué es esto de expandirse, no? Cuando, en realidad, la cultura se supone que está en todas partes. Yo, y ahí sí volviendo a tu pregunta, creo que hay una voluntad de entender que hay que ir buscando la cultura, ir promoviendo la cultura en el lugar o espacio en el que esté el artista, en el que esté el público.
Anoche terminamos una jornada de, bueno, El Vera fuera del Vera con La noche de los teatros y yo decía: «Acá está el Vera también, el Vera como institución, el Vera como teatro». Y estábamos en cuatro salas diferentes, cuatro salas independientes, en El Flotante, pero yo sentía que el Vera estaba ahí y digo: «Claramente, el teatro está donde está el artista y donde está el público».
Nosotros entendimos desde el principio que ese es el espíritu que tenemos que tener en esta nueva gestión del teatro. Obvio, no es una idea mía, es el espíritu del equipo que formamos con Marta Vizcaíno en la dirección técnica y Lourdes Sánchez en la dirección general. Así que, en función de eso, arbitramos los medios: los medios económicos, fundamental; los recursos humanos, fundamental. Y así surgen muchas ideas. El interior será nuestra asignatura pendiente para el año que viene, pero estamos hablando de ampliar todavía mucho más ese espacio del que hablábamos. En definitiva, el Vera tiene su techo, su techo físico. Es un teatro de 111 años, casi 112, pero tiene una cúpula que se abre. Entonces, el techo es infinito, tanto como nosotros queramos que sea.
IMPACTO EN LA
EXPERIENCIA
DE LOS ARTISTAS
Sintéticamente, ¿se están realizando mejoras específicas en el teatro? ¿Cómo impactarán en la experiencia del público y, sobre todo, de los artistas?
-Creo que, en esta ocasión, el Vera ha pasado por muchos trabajos a lo largo de los años, incluyendo una gran obra de remodelación en 2005, donde se incorporaron las instalaciones de los aires acondicionados y se renovó toda la platea, desde el piso hasta las butacas. Pero, en este caso en particular, creo que estamos enfocándonos especialmente en los artistas, en lo que sucede detrás de escena. Hay muchas mejoras que no serán visibles para el público, pero que están directamente relacionadas con la comodidad y la seguridad de los artistas, así como del edificio en general. Por ejemplo, ya se construyó un tanque de 40.000 litros para abastecer el sistema contra incendios, algo que antes no teníamos. Es un verdadero milagro que el Vera esté cumpliendo 112 años sin este sistema. Además, se instalaron puertas de seguridad que cumplen con todas las normativas Iram y de seguridad.
Pero volvamos a los artistas. Los camarines han sido completamente renovados, incluyendo los baños, y las salas de ensayo también están como nuevas. Se agregó un ascensor que conecta todos los pisos, garantizando seguridad y rapidez para los artistas. El escenario fue completamente reconstruido: se levantó, se redujo de 86 a 34 puntales, lo que libera espacio debajo del escenario para usarlo como depósito de escenografía. Además, el entablonado del escenario fue reemplazado y ahora descansa sobre una base de goma, lo que mejora el pisado y reduce el riesgo de lesiones en los bailarines.
También estamos trabajando en la seguridad edilicia: toda la instalación eléctrica del teatro está siendo reemplazada, lo cual es crucial en un edificio que aún tenía cables con vainas de tela. En definitiva, estamos abordando cinco áreas principales: el techo y la cúpula, cuya restauración incluye la recuperación de su movimiento; el sistema contra incendios, con la construcción del tanque cisterna y la instalación de la cañería; el escenario, con cambios estructurales y la renovación completa del piso; la instalación eléctrica, con nuevos tableros y el reemplazo total del cableado. Finalmente, la puesta a punto del teatro, que abarca pintura, restauración de revoques, molduras, pátinas y una limpieza general. Sé que me cuesta ser breve, pero estas son las principales mejoras. Estoy convencido de que este enfoque renovado impactará profundamente en la experiencia de los artistas y, en consecuencia, en la del público.
«Nuestra agenda tiene que ser variada»
Desde la dirección artística, Francisco, ¿qué impronta estás buscando darle al teatro Vera para que, en el escenario que ocupa en la historia del país y en el contexto internacional, logre marcar la diferencia?
-Hablar del nivel y la categoría del teatro Vera, nuestro principal espacio escénico, está casi de más. Es un lugar ampliamente reconocido a nivel nacional. Estamos trabajando para ponerlo a punto, y eso sólo reafirma lo que ya sabemos sobre su importancia. Ahora bien, el teatro Vera es, fundamentalmente, un teatro lírico. De hecho, en las remodelaciones que realizamos, la acústica ocupa un lugar central. Por eso recurrimos a técnicos especializados para asegurarnos de que cada intervención en el edificio preserve esa cualidad que le otorga su nivel y prestigio. Sin embargo, ese enfoque también le impone ciertas limitaciones respecto a nuevas obras y expresiones. Pero, siendo el único espacio escénico de estas características en la ciudad, tenemos la responsabilidad de recepcionar todo tipo de propuestas: locales, nacionales e internacionales. No podemos cerrarnos. La categoría del teatro, desde el punto de vista edilicio, refleja un alto estándar para las puestas en escena, pero también debemos ser conscientes de que es el único espacio disponible para la comunidad. Por ahora, nuestra agenda tiene que ser variada. Debemos responder tanto a las necesidades de los artistas como a las expectativas del público. Esto incluye ser un escenario para obras regionales, nacionales e internacionales, y también para las expresiones locales que buscan un espacio donde mostrar su arte.
TRADICIÓN
CULTURAL
Qué bonito eso, diversidad con un sello de identidad propia. Corrientes tiene una rica tradición cultural. ¿De qué manera la gestión busca promover expresiones locales y fusionarlas con propuestas nacionales e internacionales?
-Esta fusión se logrará principalmente a través de la capacitación. Estamos estableciendo nexos con otras instituciones del país para fortalecer estas conexiones. Ya hemos recibido la visita de técnicos del Teatro de San Juan y queremos seguir generando estos vínculos, porque creemos que, a partir de ellos, será posible impulsar la formación en la región. Si aspiramos a mantenernos dentro del nivel nacional de salas de alta categoría, la capacitación se vuelve un aspecto fundamental. Por eso, estamos trabajando para consolidar estas alianzas con otras instituciones, permitiendo que esta transferencia de conocimientos y experiencias contribuya a alcanzar nuestros objetivos.
«Debemos
jerarquizar las artes escénicas»
Volvemos al punto anterior, ¿no? Con el cierre de la sede principal se ha comenzado a extender a otros espacios, y quiero mencionarlos: el anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola y las salas independientes. Bueno, ¿cómo estás evaluando el desarrollo de esta estrategia? ¿Qué has observado hasta este momento?
-Hemos, y digo «hemos» hablando desde los trabajadores del Instituto de Cultura, ¿no? No tengo autoridad para hablar desde la dirección, pero sí desde la perspectiva de quienes trabajamos día a día. Durante todos estos años, y te hablo desde mi experiencia personal de 20 años en el Instituto de Cultura, hemos puesto nuestras energías en consolidar ciertas actividades. Por ejemplo, el Vera como un lugar insigne de toda la provincia, el Teatro de la Ciudad, el anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola con todas sus actividades y, por supuesto, la Fiesta Nacional del Chamamé. Hemos trabajado para fortalecer cada una de estas expresiones artísticas, pero debo admitir que hemos descuidado un poco los edificios. Creo que ahora estamos enfocándonos en ponerlos a punto porque la nueva tecnología así lo requiere. Nuestros espacios habían quedado muy atrasados en cuanto a la incorporación y el uso de tecnología, pero ahora estamos haciendo un esfuerzo para actualizarlos. Al menos, esa es la voluntad tanto del Instituto de Cultura como del Gobierno de la Provincia de Corrientes.
PROMOVER
ARTE
¿A qué desafíos se enfrentaron al integrar estas producciones del Vera en escenarios alternativos?
-Bueno, esto tiene que ver con la idea de salirnos del recinto y de ofrecer nuevas posibilidades. Detrás de todo esto está también la creación de oportunidades de trabajo. Desde el teatro Vera siempre sostenemos que debemos jerarquizar la actividad de las artes escénicas. Por eso, propusimos actividades que no sólo enriquecen culturalmente, sino que también generan empleo para las compañías independientes. Comenzamos con una gala de danza y continuamos con las compañías de teatro, a quienes llamamos cariñosamente «los teatreros». Estas iniciativas representan una posibilidad de trabajo, tanto para las salas independientes como para las propias compañías. Ese es, precisamente, el espíritu de una institución pública como el teatro Vera: promover el arte y, al mismo tiempo, generar un impacto positivo en la comunidad artística.
Pensar nuevas formas de expresión
¿Hay planes a futuro para ampliar la programación del Vera hacia otros géneros artísticos o estilos de eventos, más allá de lo lírico, musical, netamente escénico o teatral?
-Mirá, hay muchas ideas. No quiero adelantar demasiado porque por ahora son sólo propuestas, pero en su momento se concretarán como hechos reales. Lo que sí puedo decirte es que buscamos asociarnos con el anfiteatro Cocomarola. Son dos espacios totalmente diferentes, pero esta colaboración nos permite, desde el teatro Vera, pensar en nuevas formas de expresión artística.
Como mencionaba al comienzo, el Vera tiene un techo físico, propio de su edificio histórico, pero pretendemos que ese techo no exista en el plano artístico. Por eso debemos explorar nuevos espacios. Creo que, junto al anfiteatro Cocomarola, su director y el equipo de artes escénicas, podemos lograrlo. Podemos expandirnos más allá de los límites edilicios del Vera para enriquecer y diversificar aún más nuestra oferta artística.
La extensión del teatro hacia otros escenarios también involucra a un público nuevo, ¿verdad? ¿Hay alguna estrategia que consideres necesaria implementar para atraer y fidelizar a estas audiencias en lo que respecta al futuro de la producción del teatro Vera?
-Y, el hacer, ¿viste? Porque cada cosa que uno hace está dirigida a generar ese público. Yo siempre digo que mi sueño es que la gente elija una tarde de domingo en el teatro y no en la Costanera, por ejemplo. Eso sería maravilloso, tener una nueva alternativa de salida, pero para eso tenés que generar público. La estrategia para generar ese público es no dejar de hacer. En todo momento, la gente tiene que tener una propuesta artística, ya sea en algún espacio alternativo, en el mismo Vera o en el mismo anfiteatro, pero que siempre haya algo para ver. No nos podemos permitir que la gente diga «no voy porque no tengo dónde ir». Yo creo que así se genera público: haciendo, constantemente haciendo. Hace unos cuantos fines de semana fue La noche de los teatros, en esta la gala lírica en las puertas, en la calle del Vera, y todo esto acompañado con la capacitación. La capacitación del técnico y la generación de público. Este es el desafío más importante que tiene el Vera hoy en día, especialmente con las puertas del edificio cerradas.
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