El horno no está para bollos» en el peronismo y menos para chipás. Una convocatoria, con amplia difusión por los medios y las redes, realizada por el titulado «armador de Cristina» no tuvo la respuesta militante esperada al punto que, al promediar el convite, la senadora Teresa García dijo «presente», pero se quedó unos minutos.
No era lo esperado, ni el marco acorde para una dirigente de fuste y trayectoria. En el ambiente flotaban las dudas en torno a la danza de nombres a ser nominados para integrar la Junta Electoral. Serán 11 sus integrantes, pero, hasta ahora, no se logra consenso. Hoy, a las 9, antes del regreso de la Interventora a Buenos Aires, se someterá la nómina a un plenario de dirigentes convocado en la sede de calle Salta. Con todo, cada una de sus decisiones, serán pasibles de ser revisadas por el Juez Federal.
Ayer, en el momento de mayor concurrencia, se llegó a contar 43 personas, incluido el sector de la Cooperativa con los Pacayut y Gustavo López a la cabeza, gremialistas y un sector de La Cámpora referenciados en Ana Almirón y Justo Estoup, más compañeros de la costa del Uruguay que secundaron a José Ottavis. Al montecasereño, aun con la venia de Cristina, le cuesta hacer pie. Llevó la batuta y hasta se animó a largar nombres y encuestas. La foto que quedó no fue la mejor como reflejo de un polo de poder que debe mostrar un partido que aspira a ser alternativa.
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