Por Facundo Sagardoy
EL LIBERTADOR
El destacado cantor y compositor, distinguido con una nueva participación en la Fiesta Mundial del Chamamé, «Coqui» Ortiz, entrevistado por EL LIBERTADOR, enfatizó la relevancia de la diversidad dentro del festival, un espacio donde confluyen las distintas vertientes del chamamé.
Remarcó que en este encuentro, lo tradicional y lo contemporáneo se entrelazan, permitiendo que el género evolucione sin perder su esencia.
Subrayó que esta convivencia enriquece el repertorio y fortalece la identidad musical del litoral, ya que ofrece un panorama amplio de la música chamamecera, abarcando desde las interpretaciones más clásicas hasta nuevas propuestas que buscan expandir sus fronteras.
Resaltó la conexión cultural que el festival propicia con artistas de diversas regiones del mundo, lo que refuerza el carácter regional y la identidad compartida del chamamé más allá de las fronteras argentinas, y reflexionó sobre el creciente reconocimiento que ha adquirido el género en los últimos años.
Pasó la cuarta celebración mundial del Chamamé y fuiste un artista destacado en la octava luna de esta fiesta. ¿cómo te sentiste?
- Bueno, me siento siempre halagado, y feliz de poder participar, porque, como yo siempre les recuerdo a todos, yo vine muchísimas noches de público cuando veníamos con la silleta y la conservadora ahí al costado, y decis bueno, a ver a la gente que a mí me gusta escuchar, y de pronto, con los años, empecé a participar yo del escenario y a mostrar también mis cosas. Entonces, siempre, primero y principal, está el agradecimiento de poder estar y de poder ser parte también de ahí arriba. Porque yo después me quedo o vengo otras noches también a escuchar y a celebrar esto que sucede acá, que todavía yo creo que es un evento inédito, así dentro del panorama de la música argentina, porque acá se congrega, digamos, a todas las vertientes que hay, como hay muchas voces, más allá de esas discusiones que a veces pueden ocurrir, lo tradicional, lo moderno, lo chico. Acá se congrega todo y vemos como el panorama en general de lo que está sucediendo con la música. Después a cada uno, obviamente, le gusta más un estilo u otro, pero a mí me parece tan saludable que suceda todo eso y que suceda siempre con la música y el chamamé, que sea, digamos, la música litoral el eje de esto. Tenemos la posibilidad de escuchar hermanos de Brasil, de Paraguay, con quienes tenemos también una conexión especial y, bueno, me parece maravilloso a mí siempre.
LA INSISTENCIA
DE ESTAR SIEMPRE
¿Qué sentiste de ser uno de los selectos exponentes del Chaco en este escenario?
- Siento siempre eso, el agradecimiento de que me tengan en cuenta, digamos, de que yo, como es, de tener un espacio para tocar. Y, bueno, sé que hay otros colegas. Hay muchos otros chaqueños que cultivan este género y, bueno, está bueno que cada uno… No sé cómo uno va ganando esos espacios, yo creo que uno va ganando también con la insistencia de estar siempre, como es, metido y haciendo la música, haciendo sonar y nosotros estamos todo el año tratando de tocar. Y, bueno, eso hace que por ahí te tengan en cuenta también, viste, así.
«HAGO LA MÚSICA
QUE SIENTO»
Algo que caracteriza a tu repertorio, te ata a una pregunta que ya se la hice a Coquimarola, y respondió así: «Acá es bueno que vengan con su chamamé, porque eso es lo que necesita el género. Nosotros dejamos un patrón por ahí, un legado, pero es bueno que vengan y digan este es mi chamamé y lo pongan en el escenario».
- Sí, por supuesto. Yo, como siempre digo, o sea, yo hago la música que siento, la música que a uno le sale y como es… Y si bien a mí me gusta mucho, por ejemplo, la música de otros autores y de vez en cuando, yo cuando voy a otros lugares, siempre hacemos un bloque de música tradicional, por decir, de chamamé viejo, viste, pero acá hay muchos exponentes que hacen eso. Entonces la función nuestra, por ahí el rol nuestro, es venir y también en el escenario siempre proponer la creación nueva. Si miramos los años que yo estuve, que capaz habré participado 10 años, siempre trajimos cosas nuevas o si trajimos un tema repetido, está tocado de otra manera o con un invitado, siempre variando porque trabajamos como para eso, para siempre brindar algo nuevo, viste. Es una característica, no solo, no es mía, sino también mis compañeros son todos así, viste. Ya tocamos esto la otra vez, toquemos otra cosa, siempre estamos pensando, por más que el público, no sé si lo advierte, porque yo no soy un tipo que conozca el público masivo, digamos, pero siempre estamos como ahí, esa ya es nuestra manera de conectarnos con la música también, viste. Está bárbaro eso que dice, eso dijo Coquimarola. Sí, claro, me parece bárbaro porque como es, yo espero de cada uno también lo propio, cuando por ahí alguien viene y digo que sí, bueno, tal vez especula un poco con el repertorio, no sé, bueno, hay gente a la que le gusta, pero me parece que también está bárbaro que se toquen los temas clásicos, viste. Yo cuando, como digo, cuando viene Imaguaré, termina Julio Cáceres con «Padre que tiene el vino» y ya estamos sabiendo que en el final va a tomar la copa y va a decir salud. Yo me emociono igual, siempre me emociono en el mismo lugar. Sale el Bocha Sheridan y es mi ídolo, entonces voy a decis, y voy a decir, che, ¿será que va a cantar «Flores del Alma» esta vez? Y la vuelve a cantar y me revuelca en el piso, viste, es así. Entonces, a mí me encantan, viste, las cosas que cada uno hace y me parece valioso que todos vengamos a portar de nuestro lugar, eso es lo que te decía al principio, esa variedad que hay en esta música es maravillosa y que el festival siempre tiene que tratar de transmitir eso.
«Estamos en el momento de una gran camada»
Algo que también te caracteriza es investigar sobre la música. Como conocedor del chamamé, desde ese punto de vista, ¿podrías decirnos tu impresión en qué momento de la historia del género se encuentra esta expresión tan identitaria?
- No sé si de 10 a 15 años antes había tantos jóvenes tocando una escuela de una gran profundidad, y de un gran legado artístico como el de Rudy y Nini Flores, porque hay cosas que se hacen y que van impactando, y vos ves que salen grupos parecidos a tal, a tal. Hay una camada de jóvenes en los últimos años que vienen tocando acordeón y guitarra y que traen un poco esa impronta. Ya también con su lenguaje propio, con temas propios, y algunos cantores, cantoras que vienen con repertorio nuevo y eso me parece fabuloso porque estamos en un momento que hay una gran camada que va sembrando una cosa nueva y que nos dejan de ver para atrás, y tocar y cantar las canciones de los mayores, pero ya van con una impronta nueva y a mí me parece que estamos en un momento tan saludable en eso, porque yo estoy viendo ese recambio ahí que está buenísimo. A mí me parece que, a lo mejor 10 años atrás, no sé si sucedía. Y respecto a que siempre ando buceando siempre en la historia, me embarqué en la difícil empresa de escribir, de hacer un libro sobre los autores chaqueños, y de hacer un rescate de canciones que están ahí un poco escondidas, y estamos encontrando cosas maravillosas. Un repertorio y ahí, un grupo de jóvenes chaqueños que están buscando en esa fuente y cantando. Así como uno hace lo propio, también cantamos lo de los nuestros, que en muchos casos son, por decir, inéditas porque no se conocieron. Yo estoy muy preocupado también siempre por eso.
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