Un estudio realizado por el Grupo de Investigaciones Climáticas «GIClima», dependiente del Instituto de Geografía de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), caracterizó la distribución espacial y temporal de las precipitaciones en el Nordeste Argentino (NEA) entre 1964 y 2023.
La investigación destaca que los años con precipitaciones normales fueron «discontinuos y aislados», representando solo el 25% del periodo analizado.
El proyecto empleó técnicas de análisis estadístico y Sistemas de Información Geográfica (SIG) para representar cartográficamente los patrones de lluvia en la región. El estudio abarcó las provincias de Formosa, Chaco, Misiones y Corrientes, así como partes de Santa Fe, Salta, Santiago del Estero y Entre Ríos.
PATRONES EXTREMOS
Entre los hallazgos más relevantes, se identificó que los años 1964 y 2020 fueron los más secos del periodo, con el 100% del área de estudio bajo las categorías de «años secos» o «muy secos». En contraste, los años 1992 y 2002 fueron predominantemente húmedos, registrando el 90% del territorio en las categorías de «años húmedos».
El año 2020 se destacó por tener el 65% de su superficie clasificada como «muy seca», mientras que en 1964 esta categoría alcanzó el 31%. Por otro lado, el 2022 presentó el mayor porcentaje de superficie con la categoría «muy seco».
DISTRIBUCIÓN TEMPORAL
El estudio permitió determinar que las precipitaciones normales se registraron en solo 15 de los 60 años analizados. Estos años fueron «discontinuos y aislados», lo que indica una variabilidad significativa en los patrones climáticos del NEA.
Asimismo, los años 1988, 2020 y 2022 registraron más del 60% de su territorio bajo la categoría «muy seco». En contraste, los años 1992 y 2002 tuvieron una proporción similar bajo la categoría «muy húmedo».
IMPACTO Y FUTUROS ESTUDIOS
Los investigadores destacaron la importancia de generar información con rigor científico sobre las precipitaciones en el NEA, dada su influencia en los ecosistemas y actividades económicas. «Las técnicas utilizadas nos permitieron realizar aportes sobre una temática poco estudiada desde una perspectiva espacial», señaló la Dra. Patricia Snaider, coordinadora del estudio.
Como parte del trabajo, se elaboraron 60 mapas anuales con la distribución espacial de las precipitaciones. Además, se prevé ampliar el estudio para analizar las lluvias por estaciones o meses, lo que permitirá identificar en qué épocas del año se producen las precipitaciones extremas.
El Grupo «GIClima» también desarrolla investigaciones complementarias, como el estudio de la distribución espacial de las olas de calor y los anegamientos pluviales en la región. La información generada podrá ser utilizada para futuras políticas públicas de gestión del agua y mitigación de impactos climáticos.
«Esperamos poder seguir aportando a la comprensión del comportamiento de las precipitaciones en nuestra región», concluyó la Dra. Snaider, reafirmando la importancia de estudios de largo plazo en la investigación climática.