El reelecto Gobernador llamó al partido de Alem a «recuperar la vocación de poder a nivel país», al tiempo que subrayó la necesidad de «retomar el liderazgo natural » que supo tener la fuerza en grandes distritos urbanos.
03-POLITICA-5Luego del triunfo del 76 por ciento en los últimos comicios provinciales, el reelecto gobernador, Gustavo Valdés volvió ayer a dar declaraciones a medios porteños acerca de cual debería ser el rumbo que la Unión Cívica Radical (UCR) debe seguir para posicionarse como lider nacional en la oposición de Juntos por el Cambio (JxC).
El ituzaingueño fue saludado personalmente por el presidente del partido de Alem a escala nacional, Lucio Cornejo; por el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales y el precandidato a diputado nacional por el provincia de Buenos Aires, Facundo Manes, el domingo pasado, luego del rutilante triunfo.
Precisamente en la víspera, Valdés fue entrevistado en el diario Perfil por parte del mismo director, Jorge Fontevecchia.
«Hay un renacer del radicalismo que nos llena de esperanza a los nuevos líderes a nivel nacional. Anteriormente no teníamos liderazgos marcados o sobresalientes. Sucede en Capital Federal con Martín Lousteau y otros líderes, más otros que se incorporan como Adolfo Rubinstein y otros tantos. También en la provincia de Buenos Aires con Facundo Manes, Maxi Abad, Daniel Salvador, y en varias provincias argentinas. Los radicales necesitamos recuperar la vocación de poder. Un radicalismo fuerte es lo mejor que le puede pasar a la construcción política que compartimos. Tampoco está mal que nosotros tengamos un gobernador, un diputado nacional o un presidente. Aportamos al espacio. El radicalismo tiene experiencia suficiente para aspirar a conducir. Va por el buen camino», puntualizó Valdés.
Asimismo, el titular del Ejecutivo local subrayó: «En la oposición, el radicalismo es el que tiene extensión territorial. Pero en cierto sentido es como si nosotros hubiésemos perdido la casa matriz. Teníamos la mayor fortaleza en Caba y provincia de Buenos Aires. Y fuimos desplazados. Ahora el radicalismo reclama ese liderazgo natural, que se recompone en el tiempo. Al tener figuras resonantes en tales lugares, adquiere otra potencia política y nos permite, por qué no, aspirar a gobernar la Argentina. Eso no debe asustar a los partidos que componen nuestro frente. El PRO también es un partido más nuevo que el nuestro. Y en cada ciudad de la Argentina hay un radical dispuesto a pelear por la camiseta, a seguir aportando a la historia de la continuidad del radicalismo».
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