Leonardo Mayer siempre tiene una sonrisa a mano, lista para ser lanzada ante cualquier situación. Auténtico y sin frases hechas, el argentino se emociona en un día especial en su vida.
«Adentro mío era como una pelea que sí, que no, hasta que volví de Wimbledon y dije voy a dejar de jugar un tiempo a ver qué siento y así empecé un proceso de desligarme de ser jugador y la verdad que me sentí bien. Entre asados y haciendo cosas en casa, dije ya está, está perfecto todo lo que hice, ya no soy más tenista», dice Mayer, entre risas, a ATPTour.com.
«El tenis me dio muchas alegrías y es parte de mi vida desde muy chiquito, siento que ya era hora de cerrar este capítulo maravilloso como jugador», dijo el argentino, en un comunicado que hizo público a través de las redes sociales. «Gracias a mi esposa Milagros que fue parte de todos los momentos vividos y apoyo fundamental. Tenemos tres hijos hermosos que son los mejores trofeos», consideró el papá de Valentino (4) y los mellizos Camilo y Pedro, de 1 año.
El deporte, y el tenis en particular, estuvo desde bien temprano en casa del correntino que se crió en un ambiente deportivo. Así, desde que agarró por primera vez una raqueta de tenis a los 8 años, casi por casualidad, nunca más se la sacó de encima.
Así, el correntino, de 34 años, fue construyendo una carrera siempre con trabajo y la pasión intacta por el tenis, por sobre todas las cosas. Debutó como profesional en 2003 y llegó a ser Nº 21 del FedEx ATP Rankings en 2015 y vaya si ha tenido un camino regular durante todo este tiempo, con la seguridad de que lo suyo era con el raquetero al hombro.
Mayer finalizó en el Top 100 (2009-15, 2017-18) casi en diez temporadas al hilo, alcanzando su mejor ubicación en el FedEx ATP Rankings como Nº 21 el 22 de junio de 2015.
¿Cómo son sus días ahora que dejó las raquetas guardadas?
-Ayer fui al gimnasio mientras mis hijos dormían la siesta, pero un rato nomás, para que no me duela el hombro, contó. «Ya empecé a vivir de padre de familia, ocupándome de la casa, arreglar el pasto, cocinando muchos asados, comiendo lo que tenga ganas, atendiendo a los chicos: todas las cosas que nunca hice, porque siempre me tenía que cuidar», dijo. «Hasta empecé a poder jugar partidos de fútbol».
¿Qué balance le deja su carrera?
-Puedo decir que he tenido una buena carrera, quizás me reprocho algunos partidos específicos que pude haber ganado o jugado mejor, pero es así, superando lesiones, así uno va haciendo una carrera y a veces no es tan fácil», consideró el argentino.
Sacar su primer punto ATP, llegar al Top 100, ganar un torneo ATP y poder viajar por el Tour con su familia. Todos esos momentos destaca Mayer sobre sus mejores recuerdos, al que suma un partido que pese a ser un sinsabor, es inevitable para él llevar la vista atrás hasta Shanghai 2014.
Apenas podía esconder las lágrimas en aquel momento cuando se acercaba a la red para estrechar la mano a un rival que se había defendido de cada una de las amenazas del argentino. Unas veces sin suerte y otras por la magia de Roger Federer, al de Corrientes se le escapó la victoria en el primer enfrentamiento ante el suizo que avanzó a la tercera ronda tras un 7-5, 3-6 y 7-6 (7) luego de levantar cinco puntos de partido.
«Ese partido ha sido uno de los más afortunados que he disputado en mi carrera», aseguró Federer varios años después cuando volvió a enfrentarse con el correntino en un US Open.
«A mi todavía me parece increíble ese partido, porque nunca pensé que tenerlo en esa ocasión de ganarle. Al otro día de perder estaba contento, es muy difícil jugar con alguien que admirás así, lo ves siempre en la tele y no te imaginás cómo puede ser como rival. Fue importante para mí jugar con Federer aunque no le haya ganado, si le hubiese ganado sólo me hubiera cambiado tener 45 puntos más en ese momento y decir ‘le gané’, pero no más que eso».
No obstante, si hay un lugar del Tour en el mundo en el que el argentino se sintió a gusto, ese fue Hamburgo, un escenario especial: allí conquistó sus dos títulos ATP Tour que figuran en su palmarés en 2014 y 2017, disputó la final en 2018 y firmó un récord de partidos de 15-4.
¿Qué tenía de especial? «Me gustaba verlo en la tele, y se dio que llegaba ahi y me sentía cómodo, no había de qué quejarme», bromea. «La cancha era increíble, las pelotas, la ciudad, el club, todo. Gané con pelotas rápidas y lentas, me gustaba de cualquier forma, me sentía ganador ahí», repasó.
Metido en su rol familiar, Mayer se emociona cuando relata lo que significó el tenis en su vida, «el tenis fue una parte muy importante de mi vida, una escuela, la primaria, la secundaria, la facultad, me recibí y ahora me jubilo», bromea.
«Es lindísima la carrera del tenis, muy exigente, te hacás grande desde muy chico, con muchas responsabilidades y se pierden algunas cosas, pero no me quejo, la pasé muy bien, me encantó el recorrido que hice, me deja un montón de valores». Y cierra diciendo: «Con el tenis, somos amigos y siempre será de esa forma».
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