El precio de la carne se incrementó un 10 por ciento la semana pasada. Y de agosto a noviembre, ya se aplicó más del 33 por ciento de aumento.
Tanto carniceros y clientes se muestran preocupados por la escalada constante de un alimento básico de la mesa. Y sin ir más lejos, las carnicerías desconocen cómo seguirá el panorama de acá a fin de año.
«Esperemos que se corte pronto porque no vemos un techo. Todos los días recibimos con cinco, y diez pesos más. Antes eran centavos, pero ahora pesos», comentó el puestero del Mercado de Producto Frescos, Hugo Lucena en diálogo con EL LIBERTADOR.
«Llega un momento que nosotros debemos si o si trasladar a las góndolas para poder sostener», remarcó.
De esta manera, el referente del sector reconoció que se le imposibilita mantener una rentabilidad económica, y admitió que «a veces no queremos aumentar porque las ventas tampoco son buenas, pero viendo cómo vamos es hacerlo o terminás perdiendo».
SIN AVIZORAR RUMBO
Por otra parte, Lucena afirmó que para las fiestas siempre se tienen aumentos, pero no lo costos generalizados, sino en cortes específicos. «Peceto, matambre, costilla, vacío, son los cortes más requeridos en esos días, y eso son los que suben», indicó.
MÁS MALAS
QUE BUENAS
La semana pasada, también la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya) informó que el precio de la carne vacuna aumentará entre un 15 y 20 por ciento en lo que resta del año.
«El problema que vamos a tener, como siempre, es un aumento brusco y muy grande. El consumo seguramente no lo va a convalidar por la pérdida de poder de compra», señaló el referente, Ariel Morales en declaraciones radiales.
Según Morales, «debería aumentar 200 pesos por kilo en cada corte. Si hubiera mayor poder de consumo, el kilo de carne debería estar a 1.000 pesos».
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