Cuando el reloj marcaba las primeras horas de este lunes, concluía la quincuagésima segunda edición del Festival de Doma y Tradición en Monte Caseros, clasificatorio para el Festival de Jesús María, Córdoba, que tuvo el sábado su noche de inauguración oficial llena de color, emociones y coraje gauchesco, en tanto en su última velada este domingo se conocía a los clasificados y se entregaban los premios.
Con la presencia del ministro de Coordinación y Planificación, Miguel Olivieri; el intendente, Juan Carlos Álvarez; el viceintendente, Sergio Paniagua; el secretario de Turismo, Cultura y Deporte, Mario Segovia; el vicepresidente del Concejo Deliberante, Fernando Taborda, jefes comunales de localidades vecinas, máximas autoridades de las fuerzas de Seguridad de la ciudad, concejales y funcionarios, tuvo lugar el acto de apertura, en el cual se declaró Huésped de Honor al relator Daniel Fazi y se distinguió a los payadores de la fiesta.
El intendente, Juan Carlos Álvarez, tras agradecer a autoridades, al público, agrupaciones de jinetes y exponentes del Festival, también destacó «el apoyo del doctor Gustavo Valdés, Gobernador de Corrientes, por esta apuesta a la cultura y tradición local y provincial».
Tampoco olvidó el compromiso y esfuerzo de la familia municipal, «que en apenas tres días creó esta importante fiesta». El flamante Jefe comunal se comprometió «a posicionar a ésta como una de las mejores fiestas del país, ya que juntos podemos hacer grandes cosas, siempre defendiendo nuestra identidad».
Este festival montecasereño es uno de los más renombrados de la música folclórica, doma y jineteada de Argentina y de la Triple Frontera más Austral de Latinoamérica, que cuenta con 26 delegaciones, en ellas tres representantes por cada una que participan en grupa surera, crina limpia y basto con encimera.
Todo un año de duro entrenamiento y tan solo segundos para luchar férreamente unidos en uno, jinete y caballo, para alcanzar el sueño de clasificar a Jesús María.
La Tradición corre por las venas de los montecasereños y de los jinetes que llegaron de distintos puntos del país, sobre lo que no quedó dudas al ver esa valía en el campo de doma.
Pero sobre el escenario la energía no fue diferente. La juventud y el talento de músicos y ballets locales apenas empezando, de modo deslumbrante, una carrera que sin dudas los hará trascender las fronteras.
Los mejores payadores, relatores, conductores y músicos también estuvieron presentes, llegados desde distintos lugares para hacer de ésta, una edición memorable con un multitudinario marco de público.
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